Por: Laura Cristina Quintana
“Mas Dios los herirá con saeta; de repente serán sus plagas» Salmos 64:7
Frente a lo que está ocurriendo en el mundo en los actuales momentos, son posibles dos interpretaciones diferentes. Son las siguientes: Que Dios lo esté permitiendo, proviniendoesta de Satanás o que se trate de un castigo divino de dimensión universal.
Los textos siguiente, parecen fortalecer la apreciación de que Dios este permitiendo estos golpes severos a grandes sectores de la humanidad, en razón de la propagación aterradora de vicios y pecados de marca mayor. (Det.28:59, 2 S. 24:25, Zac. 14:12, Sal 91:10, Ap. 15:1; 18:4; 22:18.
¡Alerta, terror. El mundo está convulsionado. Apareció el coronavirus! Mata y destruye donde quiera que llega. No importa de quienes se trate. No tiene preferencia.
Llego uno que estaba en china y “a correr se ha dicho.” Se aísla. Llegan las recomendaciones: Taparse la boca, lavarse las manos con frecuencia, no saludar, no abrazarse y mantener el distanciamiento.
Los científicos buscando la vacuna que lo destruya. Mientras, está matando a miles de personas.
En la Biblia encontramos ciudades, pueblos, territorios, que Dios hizo desaparecer del mapa por su corrupción y por haberse apartado de Él.
Hoy no hay diferencia. Ciudades, pueblos, naciones corrompidas por el pecado. Se está repitiendo lo de Sodoma y Gomorra. GN 13. Los países llenos de adulterios y de todo tipo de maldad. Los gobiernos usando su poder para crear el imperio de las injusticias (Jer 23:10) BDHH.
El humo del pecado llegando al cielo y Dios viendo a sus hijos clamando y sufriendo por lo que está ocurriendo. La iglesia sigue los pasos del mundo y el profeta Jeremías lo dijo. (Cap. 23:17) BDHH. Y todo parece indicar que Dios, Jehová el creador ha enviado en este tiempo un virus mortífero. Llego de sorpresa y el mundo en estado de shock. Muchas medidas se toman, pero el mal sigue creciendo. Miles han fallecido porque lo proveniente de la voluntad divina no se puede conjurar con simples acciones humanas. ¡Comprendamos esto!
Frente a este proceso indetenible ¿Qué hacer? volver a Dios. Él está atento, esperando que le llamen, pero hay que confesar y arrepentirse de los pecados. Y muchos lo han hecho.
Recordemos el caminar de Jesús al Calvario. Acusaciones falsas, azotado, burlado, condenado. Una corona de espina en su cabeza. Caminando con una cruz, sin fuerzas para sostenerla. Lo clavaron en esa cruz y fue traspasado su corazón con una lanza. Allí murió por ti y por mí. Ocupo nuestro lugar. Debemos creer y seguir a Jesús. Entonces, no hay nada que temer. Jesús dijo: “El que quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí la salvará” (Mc. 8:35). Eso no quiere decir que debemos ceder a la epidemia viralque nos azota.
No perdamos la fé en Jesús que nos protege y guarda de todo lo que sea tormento.