Inicio Nacionales Impunidad y Corrupción: el gran obstáculo del Desarrollo Dominicano

Impunidad y Corrupción: el gran obstáculo del Desarrollo Dominicano

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A pesar del crecimiento Económico sostenido, República Dominicana
con núa arrastrando males estructurales como la Impunidad, la Corrupción
y la Pobreza. ¿Por qué el Estado no ha logrado traducir el progreso
Económico en Bienestar Social?

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Por: Fidel Lorenzo

En República Dominicana, la impunidad ha sido durante décadas el principal cáncer del sistema polí co y económico. Ha alimentado una corrupción enquistada tanto en las estructuras del poder público como en sectores empresariales que, en complicidad con funcionarios, han saqueado los recursos del Estado sin consecuencias reales.

Resulta inconcebible que, con un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB) durante años, el país aún no logre garan zar derechos sociales básicos para amplios sectores de la población. La pobreza estructural persiste, y las polí cas sociales a menudo teñidas de clientelismo han servido más para perpetuar la dependencia y la miseria que para construir ciudadanía.

El problema no ha sido la falta de recursos, sino de voluntad polí ca.
La llegada al poder del presidente Luis Abinader trajo consigo una promesa de cambio. Su postura pública en contra de la impunidad ha sido, sin duda, un paso importante. No obstante, la sociedad espera más que discursos: exige acciones concretas y sostenidas que desmantelen las redes de corrupción y cas guen con todo el peso de la ley a quienes han usado el Estado para enriquecerse.

Para ello, la independencia del Poder Judicial y del Ministerio Público es fundamental. Ya no basta con la “jus cia mediá ca” que llena tulares pero no cárceles. La ciudadanía demanda una jus cia real, que actúe sin favori smos ni presiones polí cas. Una jus cia que sirva de ejemplo y frene la cultura de impunidad que ha socavado la confianza pública.

El Ministerio Público debe contar no solo con autonomía, sino también con los recursos humanos, técnicos y financieros necesarios para perseguir el crimen de manera efec va. Y esto implica también garan zar su protección ante cualquier intento de cooptación o represalia.

Este país no puede avanzar mientras la corrupción siga siendo un mal tolerado o encubierto.

El atraso, la desigualdad y la pobreza no son casualidades: son consecuencias directas de un sistema que ha premiado la deshones dad y cas gado la integridad.
Es hora de romper ese ciclo. República Dominicana merece más. Merece ins tuciones
fuertes, jus cia independiente y una clase dirigente comprome da con el bien común, no con el beneficio personal.

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