
AGENCIA EFE
Miles de personas que viven en las zonas de Solino, Nazon y Christ-Roi, en el corazón de Puerto Príncipe, han abandonado sus hogares huyendo del avance de las bandas armadas hacia nuevos territorios, ante la indiferencia de las autoridades y pese a la presencia de la Fuerza Multinacional de Apoyo a la Seguridad, que lidera Kenia.
«Están muy cerca» los pandilleros, dijo a periodistas entre lágrimas una mujer, que no sabe desde la mañana de este jueves del paradero de sus hijos, los cuales, al igual que ella, huyeron de las bandas, que desde el lunes aterrorizan la capital haitiana, lo que ha dejado ya varios muertos, según distintos medios.
El pasado domingo el líder de Vivre Ensemble, el expolicía Jimmy Cherizier alias ‘Barbecue’, anunció un recrudecimiento de la violencia y pidió a la población no salir de sus casas si no era necesario, lo que ha llevado a la paralización de las actividades en la capital del empobrecido Haití.
El pánico reina en los distintos barrios cercanos a las zonas ya bajo control de las pandillas, que el pasado lunes tirotearon dos aviones comerciales estadounidenses, lo que llevó al cierre del aeropuerto internacional Toussaint Louverture, el principal del país, y a la suspensión de vuelos por parte de varias compañías.
EFE pudo observar este jueves hombres, mujeres y sobre todo niños con maletas a la espalda, o al menos bolsas en la cabeza, huyendo de sus barrios amenazados por las bandas, intentando salvar lo que podían. Unas pocas personas pudieron desplazarse, llevándoselo todo consigo.
Se trata del enésimo espacio público invadido por desplazados que huyen de las atrocidades de las bandas armadas pertenecientes a la coalición de alias Barbecue.
Solo entre julio y septiembre pasado al menos 1.223 personas murieron y 522 resultaron heridas como consecuencia de la violencia y la lucha contra las bandas, según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (Binuh).
Haití tenía, hasta septiembre pasado, 702.973 desplazados internos, según cifras oficiales de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y es muy probable que estas cifras aumenten con el recrudecimiento de la violencia de las bandas.