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HAITI Y REPUBLICA DOMINICANA EN DIFÍCIL TRANCE

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Telésforo Isaac

Concibo que es de lugar ser entendido, prudente, sincero, y racionable, pensar, opinar y recomendar y dar posibles soluciones a fin de normalizar legal y definitivamente el problema de migración, especialmente el nudo gordiano de los nacidos en territorio dominicano: los “apátridas”, aquellos con existencia palpable y verídica, pero negados a participar plenamente en los asuntos de índole social. Presumo principalmente que no es digno aprovechar oportunidades se ser exagerado, apasionado, fundamentalista, embriagado de odio, maledicencia, patriotero con prejuicios e insensatez. De hecho, esta no es la condición en mi naturaleza, no tengo temor, ni creo que es intrepidez o arriesgado decir lo que pienso de este difícil y vergonzoso asunto que se prolonga sin visión de arreglos justos humanos y satisfactorios.

Lo que he dicho y confirmo ahora, es que la Sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional establecido en 2013, es causa de profundos sentimientos. Hay situaciones por creer que son reflejos de prejuicio, debilidad institucional, inseguridad nacional, y auto complacencia de sentimiento de una superioridad de narcisismo, que no debe existir. Es práctico humano, y conveniente buscar posibles salidas del atolladero en que estamos por el momento. Para algunos, el tomar en consideración de este trance, es ser traidor a la patria; pero más bien, es tener responsabilidad personal y demostración de tener conciencia de solidaridad humana, y alma de cristiano que trata de sostener las virtudes más excelentes y los tratos más justos a seres humanos.

Quiero recalcar, que es mi opción, que la Constitución y las leyes dominicanas pueden preparar y regularizar una forma de documentación para identificar e inscribir de manera puntual a los miles de personas “apátridas” que deambulan por todo el territorio nacional. Es mejor tener cada uno con los datos específicos con nombre, fichado propiamente, identificado y ser ente visible, y no ser una persona, un individuo, un ser vivo desligado social y regularmente en el territorio dominicano debido a la carencia de identificación formalmente legal y tipificada, con datos específicos, con siglas y números dables, y con dirección fiable y accesible.

El Estado dominicano debe buscar e implementada la fórmula para identificar a los que son “apátridas”; pues, son miles y tiene existencia palpable tal como los vemos continuamente en todo el territorio nacional. Se entiende que los nacidos de padres haitianos “apátridas” en la R.D. no serán “dominicanos”; pero si lo son sus descendencias engendrados y nacidos en el suelo dominicano; estos son criaturas humanas que deben tener una personal tipificación; por tanto, conviene tener constancia de éstos y saber quiénes están de manera presente e irremediablemente permanente en este territorio.  La opinión que aquí ofrezco es para que esto sea implementado independiente de las ganas, la Constitución, las leyes, las ordenanzas, la voluntad o incapacidad del Estado Haitiano.

El tiempo va pasando y confieso que mi consideración de la oprobiosa Sentencia me hace pensar como diría San Agustín, que soy de personalidad dualista, o de temperamento mutable. De todos modos, mantengo mi fe y trato de razonar. Así hago, por entender que razón y fe se complementan; no creo que hay rivalidad entre fe y razón; pues, la razón lleva al humano siempre a la fe.

Estoy convencido que en tiempo apropiado, el Estado Dominicano llegará a reformular la parte de la Constitución para presentar una forma adecuada para que los seres nacidos y vivientes en el territorio dominicano, no sean sujetos de condición “apátridas”,   sino, que tengan una identidad como seres humanos que nacieron aquí y viven, estudian, trabajan, producen, caminan por los valles, los caminos, las carreteras, las faldas de las montañas, se bañan en los ríos y las playas, comen los mismos plátanos, pollos y mangos de sus fraternos dominicanos y contribuyen afanosamente al desarrollo de esta parte oriental de Quisqueya, aunque son entrañablemente descendientes de otros linajes. 

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