
TRILLANDO LA VIDA Por Bienvenida Gonzalez
Abrir el tema sobre la figura del padre es un desafío muy particular. Dicho así; dadas ciertas alusiones que suelen no encajar en el significado relevante de su existencia.
Vale decir, que la función de ser padre, como cualquier otra función de ser humano alguno, incluyendo el de la madre, corre el riesgo de carecer de los atributos cónsonos de una realización fructífera. Algo que pudiera invalidar en lo particular, no así en lo general el compromiso vital del mismo.
La paternidad vista a la imagen de Dios trae consigo la significación propia del hombre en sus atributos como padre. Ser padre lejos de ser solo identificado por engendrar en el plano biológico a sus hijos, involucra una realización de su ser persona con matices de compromisos que sustenten y acompañen a otros seres humanos y de manera en especifica a sus hijos.
La significación del padre ha de suponer una construcción consciente del hombre como tal y de un entorno que le favorezca en su formación humana, emocional y espiritual, en el cual se ponga de manifiesto su paternidad.
El reconocimiento, la certificación y afirmación de su rol por sus hijos y su madre que le acompañan junto al entorno en particular, serán de alta valoración y soporte emocional y a nivel de sus realizaciones como padre.
Ante el dicho un tanto socorrido de que “No hay escuela de padres”, el mismo pareciera justificar la ausencia de compromiso y el desatender las acciones vitales que engrandecen la enorme labor de prohijar. ¡Claro que hay escuelas de padres, pues la familia ejerce una función pedagógica al formar a los seres humanos. En tal sentido, el padre y la madre funcionan como maestros naturales mostrando y en el diario vivir día a día a sus hijos: Así es como se realizan las cosas.
En términos prácticos la balanza podría inclinarse de manera positiva hacia la función de la madre y, dejar de lado la función del padre. Esto se ilustra en el dicho popular de que: “Madre solo hay una”. Este énfasis podría estar fundamentado en el hecho de que la madre es portadora en su cuerpo del ser engendrado. ¡Una obra gigantesca está diseñada por Dios, pero no opuesta a la función del hombre, cuya participación en el hijo engendrado también es significativa!
Si “Madre solo hay una”, también “Padre solo hay uno”, puros diseños innegables de Dios. ¡No existe prevalencia alguna! Cada quien desempeña un su rol significativo e interdependiente el uno del otro, para los fines de la realización humana.
La figura del padre por su naturaleza y funciones es significativa en la familia. Éste se convierte al ser engendrado, nacer, crecer y desarrollar en un hombre, en una persona determinante en su condición de padre. Contiene los atributos biológicos, emocionales y espirituales dotados por Dios para realizar entre otros roles y realizaciones el de ser padre.
Sus características de progenitor, sostén y guía; un hombre que modela su masculinidad frente a sus hijos, todo un maestro en el arte de su hombría, convirtiéndose así en la típica imagen interiorizada para sus hijas para materializar su elección a futuro del compañero de vida.
¡El padre una figura significativa que transmite su responsabilidad, cuidados y protección, modela su amor y dedicación a través de su ejercicio de producción económica, que marca la ruta del romanticismo y la dignidad humana!
¡La figura del padre adquiere significación en sí misma, pues proyecta la imagen de Dios; Su Padre Eterno!
Bienvenida Gonzale Psicología Clínica y Terapia Familiar Sistémica
