Tomás Rubio
Con los niños y niñas, uno de los objetivos no es prepararles para incorporales al mundo sino prepararles para un mundo mejor. Igual que tampoco pretendemos incluirles en el mundo
porque estos niños y niñas no están fuera del mundo y la inclusión nos corresponde a todos.
Con los varones, en nuestras sesiones, incluimos las relaciones con el otro sexo, sobre todo si son grupales (haya niñas o no en el grupo). El teatro es una gran oportunidad porque nos permite ver sus acciones en situaciones que ellos viven con toda intensidad. El teatro es vida en acción, movimiento corporal y emocional.
Llama la atención lo poco que les importa a los niños varones realizar tareas que suelen ser identificadas con el sexo femenino, ya sea cocinar, hacer la cama, barrer, fregar, coser, planchar, cuidar un bebé, incluso danzar.
Es curioso que algunas de estas actividades como por ejemplo coser o cocinar sean profesiones, sastre y chef, muy bien vistas para un varón y sin embargo coser un botón o cocinar cotidianamente en la casa, sean cosas de la mujer. Barrer, fregar, hacer la cama, lavar la ropa, limpiarse las botas, pelar papas y otras tareas, también son habituales en los cuarteles. Parece que a los soldados valientes tampoco les importa que los vean en
estas labores tan “femeninas”.
Una de las conclusiones es que los hombres están preparados física e intelectualmente para recoger la mesa y lavar los platos, por ejemplo. Y si hablamos de inclusión, todos nos
podemos incluir.
El teatro – como decíamos – nos ofrece la oportunidad de vivir situaciones de la vida, conflictos y también liberaciones.
A continuación, les presentamos dos experiencias para realizar en la casa, iglesia o centro educativo.
Los exploradores valientes…
Les proponemos, por ejemplo, que jueguen con los niños a los exploradores valientes que viajan a la montaña y después de enfrentarse a animales salvajes, paredes escarpadas,
bosques tenebrosos; llegarán a una cabaña donde tendrán que cocinar lo que cazaron, preparar las camas para descansar y al despertarse – antes de regresar a sus casas – dejar bien limpia la cabaña para los próximos exploradores que lleguen.
El restaurante al revés…
Podemos imaginarnos que tenemos un restaurante y repartir las tareas sin tener en cuenta el sexo de quien lo ejerce, para después ir alternándoles. Comenzamos repartiendo estas
tareas dando a los varones funciones que sueles ser adjudicadas prioritariamente a las hembras, y viceversa: cajero, jefa de cocina y cocinero segundo, lavaplatos, parqueadora de automóviles, directora del restaurante y su secretario o asistente, jefa de sala o maître y jefe segundo, camareras y camareros ayudante, la sumiller jefe y el asistente, etc.
Hay otras propuestas que nos permiten abordar que los niños pueden hacer lo que hacen las niñas (y viceversa). Pueden consultarnos o contarnos las suyas.
Y que comience la función para un mejor mundo.
Tomás Rubio
Equipo Lantana (Santo Domingo)
Un espacio de arte y bienestar.
809 434 1111 – 829 422 5360
Tomás Rubio es escritor, teatrista y profesor de Chi kung y Escritura creativa. Se inició en el Teatro
Creativo Sanador y el Chi Kung (movimiento sanador) en la Escuela Neijing. Junto a la artista gráfica
Bianka Reyes, es codirector de Lantana. Forma parte del equipo de Terapias Artísticas del Caid de
Santo Domingo.