
Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom Getheo tres meses: y bendijo Jehová á Obed-edom y a toda su casa. Y fué dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y trajo el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David con alegría” 2ª de Samuel 6:11-12.
El Arca de la Alianza era un símbolo de la “Santa y Poderosa Presencia de Dios”. En tiempo de los Jueces, fue capturada por los Filisteos. Esto trajo una profunda crisis espiritual ya que era incomprensible que los enemigos de Dios, y del Pueblo de Dios, tuvieran cautiva la Presencia de Jehová, Dios de los Ejércitos.
El Arca estuvo por un espacio de siete meses con ellos, hasta que deciden devolverla a Israel, a causa de los estragos que produjo en medio de ellos. Cuando la traen de regreso a tierra de Israel, queda depositada en la casa de Abinadab durante veinte años. Este tiempo incluye todo el reinado de Saúl.
Observamos que:
a) Nadie toma la iniciativa de llevarla a un lugar central, destacado para la Fe de Israel. Es como que se acostumbraron a vivir sin necesidad de esa “Bendita Presencia”. Quedó relegada en un lugar doméstico, común, donde nadie la extrañaba.
b) Durante esos 20 años “no pasó literalmente nada destacado en la casa de Abinadab”. Al menos la Biblia no hace ninguna referencia. Su Presencia no marcó la diferencia en la casa de esa familia. Podría haber no estado, y nadie se hubiera dado cuenta. Pero lo notable es que ese mismo Arca que había estado 20 años en casa de Abinadab, permanece solo tres meses en casa de Obed-Edom (geteo, portero) y todo cambia: su vida, su familia, todas sus cosas son prosperadas; toda su casa es ampliamente bendecida. ¡El mismo Arca que solo ocupaba espacio en la casa de Abinadab trajo Bendición a la casa de Obed-Edom! Dios era El Mismo; el Arca era la misma; el Símbolo era igual para ambos.
Sin embargo, no se menciona alguna cosa buena que sucediera en veinte años. Todo lo bueno que puedas imaginar, sucedió en solo tres meses. La casa de Abinadab y la casa de Obed-Edom son figuras de dos tipos de Iglesias o tipos de ministerios, o tipos de cristianos.
En el primero se acostumbraron a la Presencia de Dios, perdieron la reverencia, el respeto, la solemnidad, el valor. En definitiva, se familiarizaron tanto con el Arca, que llegó a ser un mueble más de la casa, nada destacado, nada sagrado ni sublime. El concepto de familiaridad tiene el sentido de algo que vemos muy continua y cotidianamente y, debido a esa condición, se nos hacen tan común que perdemos lo especial. En otras palabras, familiaridad es acostumbrarse a algo, al punto de no percibir su importancia. 2ª de Samuel 6:2-6, nos dice que cuando David fue a buscar el Arca a la casa de Abinadab, para llevarlo a Jerusalén, lo colocaron en un carro de bueyes y lo condujeron los dos hermanos, hijos de Abinadab: Uza y Ahío.
Era muy común para ellos, todos los días veían “ese mueble” y aunque muy probablemente les dijeron que no podían tocarlo (había una orden expresa de Dios de que solo el Sacerdote debía tocarlo) ellos no consideraron eso, pues habían perdido reverencia, era un objeto más.
LA FAMILIARIDAD
a. Nos hacen perder la noción del valor: Cuando estás muy familiarizado con algo dejas de asignarle el valor que tiene, todo se hace tan común a tu alrededor que no percibes cuan bendecido eres por las cosas o personas que te rodean. Es necesario que nuestros ojos sean abiertos para ver tanta Bendición que Dios ha puesto en medio nuestro. Mira la Iglesia, tu Familia, tus padres; ya no le das el valor que tienen porque te has familiarizado, por eso El Señor una vez más dice “vuelve al primer amor…”.
b. Produce incredulidad: Jesús no pudo hacer muchos milagros en el lugar donde creció debido a la incredulidad de sus compatriotas. Ellos no le creyeron porque lo conocían, porque lo vieron crecer, porque conocían a sus padres y hermanos y porque estaban con Él todo el tiempo “no es este el hijo de fulano, hermano de…” Mateo 13:53-58
c. Produce pérdida de alegría: Como es tan común ya no tienes satisfacción o asombro y pierdes el Gozo del Señor. La alegría es un factor fundamental en la vida del creyente. Habacuc 3:17-19 nos desafía a alegrarnos aun en medio de las tribulaciones porque Él es nuestra Alegría. Vuelve a valorar todo, que tus ojos sean abiertos para disfrutar tus Bendiciones en la célula, en la Iglesia, con tus Líderes, Pastores, en tu familia, en todo cuanto tienes. El disfrute del maná es la puerta para entrar en la abundancia de la tierra que fluye leche y miel. La gratitud es la puerta para la bendición. Vuelve a descubrir el valor de la oración, de la ofrenda, de la congregación, de la Santa Cena… todas cosas que pierden su brillo y su valor espiritual cuando nos familiarizamos con ellas.
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