Inicio Nacionales “LA EXCLUSIÓN NO FUE UN ERROR: FUE UN MENSAJE”

“LA EXCLUSIÓN NO FUE UN ERROR: FUE UN MENSAJE”

PUBLICIDAD

Apóstol Johnnie Martínez

La Sentencia 01225/25 del Tribunal Constitucional no puede verse como un simple acto jurídico. No.

Esta sentencia definió quién puede hablar en la República Dominicana… y quién debe permanecer en silencio. El Tribunal abrió la figura del AMICUS CURIAE, que se supone es un mecanismo democrático, pero la abrió solo para algunos.

A HUMAN RIGHTS WATCH, sí. A las Iglesias dominicanas, no. Y eso no es casualidad. Eso no es descuido. Eso es un mensaje.

1. Un AMICUS CURIAE que abrió puertas… pero no para nosotros La figura del AMICUS CURIAE existe para enriquecer el debate. No para cerrarlo de antemano. HUMAN RIGHTS WATCH participó.

Eso está documentado. Y no cuestiono su derecho a opinar; cuestiono la desigualdad. Esta organización lleva años defendiendo causas muy claras, especialmente en favor de la agenda GLBT:

  • En Uganda, condenaron la ley que regulaba la agenda GLBT.
  • En Ghana, presionaron diplomáticamente contra el proyecto que la limitaba en las escuelas.
  • En Belice, acompañaron procesos para despenalizar conductas homosexuales. Mientras tanto, ¿quiénes fueron excluidos?
  • Las Iglesias evangélicas y católicas, que representan a millones.
  • Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, instituciones esenciales en la formación ética y social del país. Eso no es neutralidad institucional. Eso es una inclinación evidente del proceso.

2. Una exclusión que viola principios constitucionales La Constitución garantiza:

  • Art. 45 – libertad de culto,
  • Art. 49 – libertad de expresión y participación,
  • Art. 74.4 – igualdad y razonabilidad,
  • Art. 216 – derecho a incidir en la vida democrática. Pero a nosotros se nos aplicó una doctrina implícita: “Ustedes no cuentan.”

Ese mensaje no aparece escrito, pero se escucha claro entre líneas.

3. Esto no es solo jurídico: es espiritual, social y nacional Yo no hablo aquí solo como líder religioso o como analista jurídico. Hablo como dominicano, como hombre de fe, como alguien que entiende lo que está en juego para esta nación.

Cuando se excluye a las Iglesias —la comunidad social más numerosa del país— no estamos ante un tecnicismo. Estamos ante un intento de redefinir culturalmente la nación.

4. ¿Qué viene ahora? En los próximos días, vamos a presentar este caso ante la Comisión de Libertades Religiosas de los Estados Unidos. ¿Por qué? Porque más de 2.5 millones de ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes de origen dominicano viven allá, y cualquier intento de:

  • alterar la formación cristiana,
  • promover ideologías extremistas de izquierda,
  • introducir un socialismo ateo en las escuelas,
  • moldear la conciencia de nuestros niños, no solo afecta a la República Dominicana.

Afecta también a la gran comunidad dominicana en los Estados Unidos, influyendo en su vida espiritual, su representación, sus elecciones y su futuro. Lo que está pasando aquí tiene repercusiones allá.

5. Las Iglesias no buscan privilegios. Buscan equidad. No pedimos ventaja sobre nadie. Pedimos el mismo derecho que se les concedió a otros. Pedimos ser escuchados. Pedimos respeto institucional.

Pedimos justicia procesal. Una democracia que excluye voces cristianas no es plena. No es justa. Y no es estable.

Y cierro con una palabra que define lo que hoy estamos haciendo: Proverbios 31:8–9 “ABRE TU BOCA POR EL MUDO, EN EL JUICIO DE TODOS LOS DESVALIDOS. ABRE TU BOCA, JUZGA CON JUSTICIA, Y DEFIENDE LA CAUSA DEL POBRE Y DEL NECESITADO”. Hoy abrimos nuestra boca porque a un sector entero del país se la cerraron.

Y no dejaremos de hablar. Ni hoy, ni mañana, ni nunca.