Inicio EvidenCristianas Sal para tu beneficio / Marlene Lluberes

Sal para tu beneficio / Marlene Lluberes

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Cuando analizamos la historia de Abraham, sin duda alguna, somos confrontados y, a la vez, animados a asumir nuestra relación con Dios y las diversas experiencias que Él nos permite atravesar, con mayor entendimiento.

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Dios le dijo a Abraham:

Sal para ti (para tu beneficio)

Esto implicaba renunciar a:

1.La tierra (seguridad económica)

2.La parentela (las emociones que podían atarlo)

3.La casa de su padre (la educación religiosa)

Le ordenó, además:

Recorre la tierra

Circuncídate

Sacrifica a Isaac

Escucha a Sara, en lo que te dice

Abraham siempre estuvo presto a hacer cosas difíciles, con tal de obedecer a Dios, por eso fue llamado por Él, como “Mi siervo”, “Mi amado”.

Escuchó a Dios hablarle 13 veces, es decir que dialogó con

Él.

Definitivamente en estos hechos existen cosas importantes que debemos considerar, porque fue a Abraham a quien Dios le dijo que sería bendecida su simiente.

La simiente es nuestro Mesías Salvador, lo que implica que, si somos de Jesús, descendientes de Abraham somos y, por lo tanto, recibiremos la tierra, por los méritos de su simiente.

Es Él, Jesús, quien nos hace vivir en santidad, como si viviésemos en la Jerusalén celestial, lo que solo podrá lograr el que es parido de arriba.

Es por esto que no debemos amar al mundo ni las cosas que están en el mundo, porque el mundo y sus deleites pasan (1 Juan 2: 15-17).

Ahora, nuestra mirada debe estar puesta en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Sin embargo, para que el carácter propicio fuese formado en Abraham, tuvo que atravesar hechos muy puntuales e importantes:

Dejar a su familia y su tierra

Hambruna y huida a Egipto

Sara tomada por los funcionarios de faraón

Lucha para rescatar a Lot

Noticia de que su descendencia sufriría bajo 4 monarquías

A edad avanzada tuvo que circuncidarse

Expulsión de Ismael y de Hagar

Orden de sacrificar a Isaac

Definitivamente, hubo experiencias fuertes, que tuvo que enfrentar, para ser formado.

Al igual que Abraham, existe una formación que debemos recibir, para que nuestro carácter llegue a parecerse al de nuestro Señor.

Entonces, ¿Por qué quejarnos de los procesos?

Decidamos exhibir fidelidad, en medio de las diversas experiencias.

El Dios de lo imposible, , es nuestro compañero.

No salgamos del límite, esperemos dentro, la manifestación de lo que Él hizo y recibamos Su formación.

Caminemos aquí, como si camináramos allá, seamos íntegros, exhibamos fidelidad.

Abraham tuvo una experiencia personal con Adonay, que lo llevó a

renunciar a todo lo que le impedía crecer, hasta estar listo para entrar a la

Jerusalén celestial.

Necesitamos esa experiencia con Dios, andando delante de Él y siendo perfectos, permaneciendo dentro de la torah y del evangelio, siendo imitadores de Jesús, nuestro Dios y Salvador.

Anhelemos ese encuentro con Adonay, en medio de la formación, mientras esperamos Su manifestación.

Nuestro Dios está con nosotros, en medio de nuestra aflicción, Él nos ve y cuando ve, trae solución.

¡Esperemos siempre Su salvación!

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