
MAURO VARGAS
La relación entre una madre y su hijo es uno de los vínculos más profundos y emotivos que existen en la vida. Desde la perspectiva de un hijo, la ternura de una madre se manifiesta en gestos, palabras y actitudes que dejan una huella imborrable en su corazón. Esta ternura, a menudo invisible para quienes no la experimentan directamente, se revela en pequeños detalles cotidianos que reflejan el amor incondicional y la protección que una madre ofrece, podriamos llamar esta accion ¨El lenguaje del amor¨.
Desde la perspectiva bíblica, la mujer como madre ocupa un papel fundamental y reverenciado, considerado una vocación sagrada y un ejemplo de amor, cuidado y dedicación. La Biblia resalta la importancia de la maternidad en varios pasajes y enseñanzas. La mujer es vista como una bendición y una fuente de alegría (Salmo 127:3), como ejemplo de amor y sacrificio (Prov. 31:25-28); la maternidad como reflejo de la relación con Dios (Isaias 49:15).
Para un hijo, la ternura de una madre no siempre se expresa en grandes gestos, sino en acciones simples pero llenas de significado, Una sonrisa reconfortante después de un día difícil, un abrazo cálido en momentos de tristeza o miedo, o una palabra de aliento en medio de la incertidumbre, son muestras cotidianas de ese amor tierno que silenciosamente alimenta el alma. Estos gestos, aunque puedan parecer pequeños, construyen un muro de seguridad y confianza en el corazón del niño. esto es la expresión a través del lenguaje del amor.
La paciencia en una madre, es una manifestación clara de su ternura. Desde cuidar de un bebé que llora sin cesar hasta enseñar a caminar a un niño que tropieza, su actitud es siempre de apoyo y comprensión. La madre no se cansa de brindar su tiempo, sus recursos y su energía, con la esperanza de que su hijo crezca en un entorno lleno de amor y protección. La ternura, en este sentido, se expresa en la dedicación incondicional que no busca reconocimiento, sino la felicidad y bienestar del hijo, a través de la paciencia y el cuidado constante. Criar un hijo es un arte, solo una mujer con corazón de madre sabe hablar ese lenguaje.
Desde la perspectiva del hijo, la ternura de una madre también se refleja en el ejemplo que ella da día a día. La forma en que enfrenta los desafíos, cómo muestra respeto a los demás y cómo perdona y entiende, son lecciones silenciosas que dejan una huella profunda en su educación emocional y moral. La madre, con su ternura, enseña sin palabras que el amor, la paciencia y la compasión son valores fundamentales en la vida.
Para todo hijo es conocido que en momentos de angustia, miedo o dolor, la presencia de una madre se convierte en un refugio de ternura. Su cercanía, su voz suave y su mirada llena de amor ayudan a aliviar las heridas emocionales, brindando una sensación de paz y seguridad. Para un hijo, la ternura de una madre es ese puerto donde siempre puede volver, sin importar las circunstancias, confiando en que será recibido con amor y comprensión. Nunca escucharemos de una ex madre, entendiendo que para un hijo la madre es toda una aventura de un refugio en tiempos de dificultad y un regazo en tiempos de paz.
La ternura de una madre es un regalo invaluable que trasciende palabras y gestos. Es un amor que se siente en el alma, que nutre y fortalece, que enseña y consuela. La ternura materna, vista desde el corazón del hijo, es una fuente de inspiración y esperanza, un recordatorio constante de la belleza del amor incondicional que solo una madre puede brindar.
Gracias Mamá!
