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Backstage: más allá de la pantalla «Dios No Está Muerto 3: Donde la Fe Florece en el Silencio»

Lyly Reynoso de Ortiz
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Lyly Reynoso de Ortiz

Desde Backstage, queremos llegar a ti, a ti que estás en medio de la duda, cuando las preguntas sobre tu fe parecen multiplicarse. Cuando tu corazón se siente vacío y la voz de Dios parece haberse silenciado. Sabemos lo que es sentir que la fe, que antes era tan firme, ahora tambalea. Sabemos lo que es preguntarse si Dios sigue ahí, si Sus promesas aún son reales, o si en medio de todo lo que estás viviendo, Él se ha ido. Hoy queremos recordarte algo fundamental: el silencio no siempre significa ausencia.

Después de ver Dios No Está Muerto 3, llegamos a una revelación profunda: la fe no siempre se vive entre luces brillantes y música que eleva el alma. La fe se forja en los momentos más oscuros, en el silencio, en las preguntas sin respuesta, en la incertidumbre, en el dolor y la pérdida. La vida cristiana no es solo un camino lleno de victorias evidentes; a veces, se trata de un recorrido lleno de silencios dolorosos. Son esos momentos donde parece que las palabras de Dios se pierden en el ruido del mundo.

La historia del pastor Dave, protagonista de la película, refleja una realidad que muchos de nosotros vivimos en secreto. Su historia nos muestra el espacio donde la fe se pone a prueba en lo más profundo del alma. ¿Qué ocurre cuando la vida golpea fuerte? Cuando todo lo que esperabas se derrumba, cuando los sueños que tenías para tu vida parecen desvanecerse, cuando lo que oraste con fervor ya no tiene respuesta. Dave no solo pierde su iglesia, sino también enfrenta la incomprensión de su comunidad, las críticas despiadadas de aquellos que alguna vez lo apoyaron, y lo más doloroso de todo: un profundo silencio de Dios. Ese silencio, a veces, resulta mucho más fuerte y punzante que cualquier persecución o crítica externa

En este vacío, donde parece que Dios ya no responde, la película nos enseña algo crucial: Dios sigue trabajando. Él no está ausente, aunque no lo veamos. En ese silencio, Él sigue obrando, moldeando, preparando algo que aún no comprendemos pero que en Su tiempo se revelará.

Jesús, en Su palabra, nos dio una promesa que es como un faro en medio de la tormenta: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Esta promesa nos mantiene firmes cuando todo a nuestro alrededor se desmorona. Aunque las aflicciones sean reales y nos golpeen con fuerza, podemos confiar en que la victoria ya está asegurada, porque Cristo ha vencido. Y si Él ha vencido, nosotros también podemos vencer, incluso en medio del dolor. Pablo, nos recuerda que nada puede separarnos del amor de Dios. Él escribe con una certeza tan profunda que nos hace sentir que, a pesar de nuestras luchas, el amor de Dios siempre estará con nosotros: “Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida… ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:38-39). Este amor no es una promesa lejana o vacía.

Es un amor real, tangible, constante, que permanece firme, aunque el mundo nos parezca sombrío y desolado. Es crucial recordar que Dios nunca deja de estar presente, aunque nuestra percepción de Él se vea afectada por los momentos difíciles.

Quiero decirte con todo el corazón: no dejes que el ruido del mundo apague la voz de Dios en tu vida. No dejes que las heridas, las pruebas o las dificultades definan tu fe. A veces, la verdadera fe no se demuestra en los momentos de gloria y triunfo, sino en los momentos más oscuros y difíciles, cuando seguimos confiando, a pesar de no tener respuestas. Como aprendimos en Dios No Está Muerto 3, después de cada pérdida, después de cada derrota, Dios puede levantar algo nuevo. Él no se ha ido. Aunque no lo veas, Él está obrando en los rincones más profundos de tu vida, trabajando incluso en tu dolor.

En Backstage, oramos por ti, para que sigas creyendo, luchando y confiando. Sabemos que los momentos difíciles no son fáciles, pero también sabemos que lo que Dios empezó lo perfeccionará. Así que, cuando el entorno te empuje a dudar, cuando las voces del mundo te griten que renuncies, recuerda que el verdadero valor espiritual se forja en los momentos de silencio. El silencio no significa ausencia. Es en ese silencio donde tu fe se fortalece, donde las raíces de tu confianza en Dios se profundizan, donde el verdadero crecimiento espiritual sucede. No estás solo. Cada oración que haces, cada lágrima que cae, es escuchada por Dios. Él está cerca, aún en los momentos más oscuros.

Desde Backstage queremos animarte: no pongas tu fe en pausa. No dejes que el mundo o las circunstancias definan lo que solo Dios puede afirmar. Él te ha llamado, y no te ha abandonado. Que tu fe sea más fuerte que el juicio, más firme que la duda, más viva que el miedo. Porque Dios no está muerto… y tú tampoco. Él sigue trabajando en ti, y cuando todo lo demás parece fallar, tu fe en Él será la que te sostenga, la que te levante y la que te permita ver el propósito detrás de todo. No importa lo que enfrentes, recuerda que la presencia de Dios no depende de lo que sentimos, sino de lo que Él ha prometido.

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