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“Haina, mi Haina”: Milky Mañón canta entre lágrimas por su pueblo herido

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Por: Redacción | EVIDENCIAS

Cuando el dolor es tan profundo que ni las palabras alcanzan, el alma canta. Así nace “Haina, mi Haina”, una canción escrita en medio del llanto por la comunicadora y adoradora Milquella Araujo, conocida por su ministerio musical como Milky Mañón, justo en las horas posteriores a la tragedia ocurrida en el centro nocturno Jet Set, el pasado 9 de abril de 2025.

Ese día, Milky y su esposo, el pastor y escritor Moisés O. Mañón-Rossi, tomaron papel y corazón y compusieron juntos una letra para su pueblo. No se trataba solo de arte ni de costumbre espiritual. Se trataba de una catarsis de fe ante un dolor desgarrador. El luto que vive la comunidad de Haina no es un luto ajeno: más de 26 personas conocidas y cercanas a la familia Mañón-Rossi están entre los fallecidos de la tragedia. Rostros, nombres, memorias compartidas… vidas truncadas.

Por eso, no sorprende que durante la grabación se escuche la voz de Milky entrecortada, quebrada por momentos. No fue un efecto artístico. Fue el quiebre del alma transformado en adoración. Su voz no se filtra: se entrega.

La canción, que ya circula en redes sociales y plataformas digitales, se ha convertido en un himno espontáneo de duelo y consuelo, no solo para Haina, sino para todos los que han llorado pérdidas en esta temporada oscura para la nación.

Desde los primeros versos:

“Haina querido, lloras en silencio,
los muros cayeron, y el alma dolió…”

hasta el coro que ora:

“¡Que la luz te abrace, que la Luz te vuelva!
Que en medio del llanto, Dios te sostendrá…”

La canción entrelaza la poesía con el dolor, la teología con la esperanza. Habla del Dios que recoge cenizas y siembra jardines, del Haina que no se hundirá, del mañana en que volveremos a cantar con los que partieron, en “tierra de gloria y de eternidad”.

Milky Mañón, además de esta producción pastoral, ha estado preparando otras composiciones con tintes de denuncia social y adoración profética, junto a su esposo y bajo el sello Mañón-Rossi Ministries, en colaboración con el maestro Carlos Enmanuel López Zeledón. Recientemente también compuso “Haina, mi Haina”, como parte de un cancionero que apunta no solo al alma, sino también al espíritu patriótico y comunitario.

Esta es una adoración nacida en Semana Santa… pero hecha para cada día del año. Porque el consuelo de Dios no expira, y su Luz no se apaga:

“Vendrá un mañana sin más despedidas…”

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