
Ps. Israel Espinal Luciano / 14 Abril 2025
No hay dudas de que el evangelio está avanzando de manera vertiginosa en cada rincón del mundo, y en nuestro país hoy más que nunca se está predicando la palabra de Dios. Sin embargo, dentro de ese crecimiento, hay algo que debe llamarnos profundamente la atención: ¿cuál es el evangelio que se está predicando?
Vemos una gran cantidad de personas que se identifican como «cristianos» y que afirman congregarse. No nos corresponde a nosotros juzgar si lo son o no, pero sí es evidente que muchas de estas personas tienen una conducta que dista mucho de la de un verdadero seguidor de Jesucristo.
Pablo, en la carta a los Gálatas, habla de un evangelio diferente. Y al pensar en esa declaración, me pregunto: ¿a qué tipo de evangelio se refiere Pablo? Esta afirmación me lleva a reflexionar sobre nuestra situación actual y a hacer un análisis más profundo.
En primer lugar, el evangelio de Jesucristo es un evangelio transformador. Es un evangelio restaurador, sanador, de testimonio, y sobre todo, un evangelio de salvación.
Pero hoy en día, se está predicando otro evangelio. Uno que parece estar más alineado con el libertinaje que con la verdadera libertad. Un evangelio permisivo, sin compromiso, ligero… lo que muchos han llamado un “evangelio flexible”.
Este tipo de mensaje, al parecer, no representa una verdadera transformación en quienes lo reciben, sencillamente porque no es el evangelio de Cristo. Es “otro evangelio”.
Pablo, refiriéndose al Evangelio de Jesucristo, declara en Romanos 1:16:
“No me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.”
El verdadero evangelio tiene poder para transformar. Tiene poder para cambiar una vida desorganizada en una vida alineada con el propósito de Dios. Puede sacar a una persona del libertinaje y llevarla a la verdadera libertad en Cristo, siempre bajo la voluntad y el orden que exige la palabra de Dios.
El poder del evangelio es radical. Nos llama a abandonar nuestra vieja manera de vivir y a tomar una nueva vida en Cristo.
Debemos tener mucho cuidado con creer que estamos creciendo en el evangelio, cuando en realidad no es así. La Biblia nos advierte que en los últimos tiempos vendrán hombres mentirosos, amadores de sí mismos, que tendrán apariencia de piedad, pero que con sus actos negarán la verdad. Muchos dirán ser siervos de Dios, pero en el fondo serán engañadores, amadores del dinero, manipuladores de las emociones.
Esto debe preocuparnos, llevarnos a la oración, pero también darnos la responsabilidad de contrarrestar estas malas prácticas, predicando el verdadero evangelio y la sana doctrina.
Si tú eres una persona que ha recibido el evangelio de Jesucristo, no te quedes callado. Anuncia por todos los medios posibles el verdadero evangelio, el evangelio transformador, el que es según la verdad, el que es según Cristo.
