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De Friusa al Juicio de la Historia: Cuando los Muertos de Hambre se Visten de Gloria y los Vivos de Traición

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Por Otto Mañón

¡Bendita sea la tierra donde una bandera vale más que mil cargos públicos! Esa fue la enseñanza que nos regaló el Hoyo de Friusa, escenario de una marcha pacífica que terminó siendo un espejo del alma dominicana: traicionada, maltratada, gaseada, y, sin embargo, firme.

Mientras miles de dominicanos recorrían ese trayecto de polvo y dignidad con una bandera como única arma, las instituciones del Estado se parapetaban con escudos, bombas lacrimógenas, manguerazos y un despliegue militar que podría haber hecho pensar a un turista incauto que se trataba de un ensayo para invadir Ucrania. Pero no: era contra su propio pueblo.

Y mientras el joven Ángelo Vásquez emergía como un nuevo tipo de líder popular —sin oficina, sin presupuesto, sin «think tank» ni padrinos diplomáticos— los amos del sistema temblaban. Porque saben que un pueblo despierto no pide permiso. Se organiza. Y marcha.

¿Y el gobierno?

¿No que estaban deportando como nunca antes? Entonces, ¿cómo se explica el flujo creciente, descarado y desafiante de ilegales en zonas como Friusa, Capotillo, Pedro Brand, y en las mismísimas narices de la Dirección General de Migración? ¿De verdad están deportando? ¿O se están haciendo «deportaciones selfie» para salir en redes mientras los autobuses van en reversa?

¡Porque alguien miente!

Y la nación lo sabe. Como también sabe que muchos de los que están llamados a proteger la soberanía han resultado ser sus verdugos.

Enumeremos los fracasos:

1.Fallo en control territorial: El propio Estado admite que no puede garantizar seguridad en zonas como Matamosquitos y Villa PlayBoy. Eso, según los clásicos del Derecho, se llama «desaparición funcional del Estado».

2. Protección gubernamental a ilegales: Mientras a dominicanos se les impide avanzar en su territorio, a ilegales se les protege con escudos policiales y se les permite aplaudir la represión desde la sombra. Increíble.

3. Complicidad empresarial: Construcciones enteras, zonas hoteleras y complejos residenciales operan con mano de obra ilegal. Friusa no se hizo sola. Se hizo con permisos, omisiones y muchos cheques.

4. Desinformación planificada: Cuando la narrativa oficial tropieza con la evidencia visual, la estrategia es desacreditar a los manifestantes. Que si son tigres. Que si no estudiaron. Que si son manipulados. Todo menos responder a su clamor.

5. Silencio legislativo: Diputados y senadores miran hacia otro lado. ¿Por ignorancia, conveniencia o cobardía? La historia juzgará. O tal vez, el pueblo primero.

6. Sobreactuación militar: Lo dijo el propio vicealmirante retirado Luis Félix Roa: el despliegue fue desproporcionado. Cuando un Estado necesita armas largas y francotiradores para contener un himno nacional, ya no hablamos de gobernabilidad, sino de pánico oficial.

Entonces, ¿para qué sirvió la marcha?

Manuel Cruz se lo preguntó con la elocuencia de quien parece haber desayunado pragmatismo con avena. Y aunque el profesor reconoce el trabajo de la «Antigua Orden», al final cayó en el mismo argumento de siempre: que el problema es muy complejo, que hay que protestar frente al G7 o en la ONU.

Buena idea. Pero ¿qué hacemos mientras tanto? ¿Seguimos dejando que la patria se desangre mientras esperamos que Francia nos mande una carta de apoyo?

A esta distracción, ¿qué ley nos estarán colando?

El que conoce el país sabe que cuando el gobierno crea un circo, no es para entretener, es para legislar a oscuras. ¡Ojo! Esta es la temporada perfecta para vender un aeropuerto, aprobar una ley de «convivencia multicultural» o endeudar al país con una «agenda de desarrollo inclusiva» patrocinada por las mismas potencias que crearon el caos en Haití.

Reflexión pastoral final

Jesucristo no reprimió a las multitudes. Las alimentó. No despreció al pueblo ignorante, lo enseñó. Y cuando vio corrupción institucional en el templo, la denunció con furia santa. (Mateo 21:12-13). Hoy, frente a un Estado que pisotea al pueblo y protege al forastero ilegal por conveniencia económica, el ejemplo del Maestro no es callar, sino hablar con denuedo.

Porque amar al prójimo no es traicionar a tu hermano. Y perdonar al enemigo no es dejar que gobierne tu casa. Dios bendice a los pacificadores… pero también exige justicia.

¡Y la justicia comienza por decir la verdad!

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#POLICristianizando
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Otto Mañón es pastor de Iglesia Casa de Bendición Inc., Marietta, GA, freelancer comunicador, miembro de la Coalición Dominicana de Atlanta Georgia y ex editor de los medios hispanos de Pennsylvania Esperanza Comunitaria, Acento Hispano News y @tiempo news.

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