
A propósito del amor visto como un verbo que está presente en la existencia humana y como tal se vive y expresa a través de acciones concretas, posee movimientos rítmicos que le imprimen un sentido singular en la interacción de darlo y recibirlo.
Aunque suele ser usado como un sustantivo con aplicaciones específicas e identificables, las cuales se expresan a través de un lenguaje muy ligado a la vida cotidiana que; aun con el uso consuetudinario y aprobado en cierta medida, el amor como sustantivo podría desnaturalizar su real sentido.
Solemos hablar del amor de la madre, del padre, entre esposos, familiares y amigos. De seguro usted habrá escuchado sobre el amor de la madre, como un amor sin igual. ¿En su manifestación esencial el amor ameritara ser clasificado para su aplicación? El mandato de Jesús de amor al prójimo como a ti mismo; o más aun amar a los enemigos desclasifica en automático que exista el amor del prójimo o el amor de los enemigos.
El amor es único y tiene una sola procedencia, no se ramifica ,no admite divisiones y mucho menos clasificaciones. Dios es amor y como tal el amor procede de Él. Su amor ha sido dispensado y derramado en los corazones.
Pudieran ser identificadas las personas a quienes se le dispensa el amor, como si fuesen el predicado de una oración gramatical y admitir que el sentido del amor en el plano humano es una réplica de su fuente original: Dios.
La sinfonía del amor como solemos describirla en el escrito del hermano Pablo en las Escrituras, de manera magistral e incomparable nos confronta al sentido del amor con una elegancia asombrosa que no deja lugar a dudas sobre la naturaleza del amor. Nos detalla la idiosincrasia del mismo y a la vez realiza especificaciones concretas las cuales oponen entre sí, que es y no es, el amor.
El amor se manifiesta de manera conjunta con la vida misma, se inserta en la vida de la gente, genera cambios significativos, induce a la práctica de lo justo, de lo bueno de lo que tiene reputación y toma en cuenta el desarrollo humano como un terreno para ser insertado a la luz de una dirección enfocada al conocimiento, a darse cuenta entre otras manifestaciones; que la vida es irrealizable con la ausencia del amor.
El sentido del amor tiene un carácter de permanencia y, ese carácter está asentado en su prevalencia; no muere … permanece para siempre.