
El pueblo de Dios ha sido investido de un poder que vino de arriba, que no tiene que ver con esta tierra, sin embargo, parte de él ha permitido que el temor, la culpa, la debilidad, la vergüenza y el desenfoque lo inhabiliten.
El pueblo escogido es el único ejército que porta un arma más poderosa que todo el armamento terrenal y no es consciente de ello, porque le cuesta mirar con los ojos correctos, lo que se le ha entregado. Se trata de observar, de captar, de entender, de discernir. Situaciones diversas nos acontecen en el día a día, que quieren robarnos la paz y lo logran, si no las observamos con ojos espirituales.
De igual forma, hijos, familias, relacionados, hermanos de la congregación, nos comparten sus diferentes problemáticas, y, regularmente nos unimos a ellos, pero no rompemos el desarrollo natural, exponiendo el pensamiento de Dios, porque no tenemos la espada de doble filo en nuestras manos, para pelear en lo espiritual, deshacer las obras de las tinieblas y establecer el cielo, en el corazón de las personas. 1 Pedro 1:13 nos dice: Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios en espíritu, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Yeshúa.
Es una clara instrucción a envolvernos con el pensamiento correcto, para que podamos accionar de la manera adecuada. ¡Pensemos bien! para que podamos reaccionar con asertividad, valorando lo eterno que hay en nosotros, para deshacer el consejo de satanás y ser instrumento para liberar al oprimido.
Preparemos nuestro entendimiento, fortalezcamos el pensamiento para la acción y, venga lo que venga, estaremos listos para levantar el nombre de Yeshúa y deshacer los planes del enemigo. Sin duda alguna, cuando obedecemos, cuando estamos en acuerdo con Dios, cuando somos sus amigos, entonces, estamos bien, cumpliendo el objetivo, porque nos sentiremos seguros. Se trata de ocuparnos de hacer lo que dice la Palabra y ser fuertes, sabiendo que el Todopoderoso está con nosotros.
¿Cómo vas a ayudar a otros, cómo representarás a Dios en sus vidas, si tu mente es un desastre?
Blindemos nuestros pensamientos con el conocimiento que nos da el saber que estamos dentro del ámbito de aplicación de este decreto: «Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré». Josué 1:5
Esa es una mente preparada para la acción. Confrontemos el pensamiento limitante, que quiere detenernos, entristecernos, victimizarnos, que quiere culparnos, que nos roba las fuerzas y busca que entremos en inconformidad, para invalidarnos frente a los demás, como representantes del Reino, no podemos estacionarnos en la debilidad, es tiempo de seguir adelante; la vida es muy corta, no la desperdiciemos. Podemos ejercitarnos en el dominio propio y gobernar nuestra mente porque hemos nacido de nuevo de una simiente incorruptible.
Fuimos paridos de arriba, ya no somos débiles, hemos sido hechos aptos para toda buena obra, para hacer la voluntad de Dios y establecerla en el corazón de los demás.
Somos un linaje escogido, una familia escogida por Yeshúa, pertenecemos a un real sacerdocio, somos gente libres para servir al Rey Eterno, somos una nación santa, un pueblo diferente, distinguido, adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciemos las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
No podemos olvidarlo. Firmes en nuestra identidad perseveramos en la verdad, de que somos una familia libertada para contar las maravillas de Dios, y que vamos contracultura, estando siempre preparados y manteniendo las lámparas encendidas, en tanto esperamos a nuestro Señor.
Como Pablo, nos regocijamos en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufrimos por Yeshúa; porque, cuando somos débiles, entonces somos fuertes (2 Corintios 12:10).
Mantengámonos alertas; permanezcamos firmes en la fidelidad; seamos valientes y fuertes.