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FLORES A MI MADRE / Jenny Matos

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Unas semanas habían pasado de mi cumpleaños número 10 y mi prima Devora había redactado cartas con los nombres de casi todos los primos, para un concurso en la Radio de La Voz del Trópico, que se trataba de música ranchera el cual consistía en enviar la misiva para la obtención de un regalo para las madres de los ganadores.

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Entre tanto, yo abrí mi alcancía para ver cuánto poseía para el regalo de mi madre. Pero un sentimiento de culpabilidad me arropó. En la cama y con las monedas esparcidas le pregunté al Señor ¿qué era eso? y me recordó lo mal que le había hablado en la mañana, por no querer ir a realizar un encargo al pequeño mercado de la esquina. Le pedí perdón a Dios y luego abracé a mi mamá dándole una flor plástica de un florero. Esa noche del viernes oré por poder comprar flores reales a Violeta la mujer de la paz, como le suelen llamar.

El sábado se escuchó el nombre de mi prima Raquel, ganar una compra de supermercado y más atrás, mi nombre con un arreglo de flores, más tarde, fui con mis primas a la emisora y la cantidad de premios eran inmensos, pero solo dos ramos de flores decoraban la entrada: uno de rosas rojas y otro multicolor, donde resaltaba el violáceo.

¿Cuál quieres?
-Preguntó el Señor-
Mis primas señalaron el rojo, el hombre las ignoró y se volvió a mí buscando la respuesta y señalé el colorido y dije: -Porque tiene morado y mi mamá se llama Violeta-. Cuando por fin pude entregarle las flores a mi madre le dije: -En el jardín de mi vida, eres y será mi flor preferida. Nos abrazamos y ella susurró: -Y tú mi poeta loquita.

Es importante que hagamos buenos regalos un día como hoy, pero con malos tratos a nuestra mamá, es como una flor plástica de un jarrón. Las mejores flores que podamos dar a nuestras madres es hablarles bonito. Que nuestras palabras sean el mejor ramillete en este día tan especial, que las flores salgan del jardín de nuestras bocas y sean sembradas en sus corazones.

¡Felicidades a todas las madres dominicanas y del mundo!

La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor. Proverbios 15:1.