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¿Quién Sigue?

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Francia Tejera de Aponte

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Admito que he identificado en mi interior un poco de molestia.

¿Han notado que irreverente y confianzuda se ha puesto la muerte?

Antes hacia sus encargos con personas de la tercera edad, o con octogenarios, al punto que aunque nos dolía profundamente nos quedaba la satisfacción de que ellos «habían vivido»

Ahora no, le gustan los jóvenes, no tiene horarios, le entusiasma la publicidad (busca cámara) porque está saliendo de su zona de comodidad y no se lleva a los mortales desde un hospital, como antes, noooo, ahora prefiere sitios públicos, plena vía, centros comerciales, en fin, llamar la atención, interrumpiendo planes y proyectos.

Ah la muerte… ¡Como me disgusta su actitud!

Recientemente presencié como «se le fueron los frenos» ayer hizo una semana que fui testigo ocular de como descendió a su morada «definitiva» mi hermano Misael, conocido en estos últimos 30 años como el pastor Benjamín Puente.

Era mi hermano. De vientres diferentes sí, pero jamás nos hizo falta la sangre.

Miro hacia atrás, y lo veo en todo, hasta fue quien nos llevó al hotel cuando mi esposo y yo nos casamos, hará 39 años en algunas semanas.

Mi hermano por elección y decisión de Dios.

¡Como lo regañaba! Cuanto lo corregía. Solo le llevaba 5 meses (jejeje) pero me respetaba como hermana mayor, y sus desacuerdos, y hasta berrinches concluían con su clásico ¡»hermana mía, tu ganas, está bien, eres mayor!

Éramos tan diferentes, nos enfrentábamos por asuntos teológicos, a veces me decía que en teología yo era una «venerable anciana» poniendo de relieve que no había «evolucionado como el»

Todo era bueno. Todo estaba bien.

Le alcanzo la vida para conocer a Nelida, la mujer que amo, la que Dios puso en su camino para bendecirlo, para protegerlo, para encaminarlo a su santo propósito y para que fuera madre de Jasmin y Dalines, sus dos hijas.

Le alcanzó la vida para cambiar. Para mostrar la mejor versión de sí mismo. Le alcanzo la vida para modelar el evangelio de la gracia.

Le alcanzó la vida para «coquetear» con ELLA, (que si el Colerín, que si la diabetes) y en fin, ella, insidiosa como es, en la madrugada vino y se lo llevo.

El era elocuente, no debías dejarlo hablar porque te ganaba, pero con la muerte no pudo.

No le sirvió de nada su verbo florido.

No pudo discutir con «ella» como lo hacía conmigo.

No pudo sacarle cuentas de sus logros, ni de su paso por La Cadena del Milagro, no pudo explicarle del pequeño local donde comenzó y como Dios lo ayudo a convertirse en quienes son hoy Ministerio Renuevo Inc en Aguadilla.

La irreverente no le permitió contarle de su apóstol, de quien hablaba con tanta satisfacción, no dejo que viera crecer a sus nietos, ni envejecer con Nelida conversando bajo el sonido del Coqui…

Y lo vi. Esta vez no me habló. No peleamos. No me dijo nada, aun sabiendo lo difícil que era para mí un viaje de un día para otro.

No vio el llanto del pueblo, la ciudad estaba de luto.

No se enteró de cuanta gente se presentó allí. Cuantas flores se recibieron y esa honra del alcalde y la policía escoltando su cadáver, pasando las luces en rojo porque le cedían el paso.

No supo del dolor que nos causó su partida sorpresiva, ni la consternación de Iglesia Renuevo al ver a su pastor marcharse.

No se enteró del profundo dolor que represento para Loida, Lidia, Raquel, Eliaquin y Evelin no poder estar en el momento final…

Ni vio las caras mojadas por las lágrimas mientras era sepultado.

Al parecer ganó ella… Se salió con la suya. Nos lo quitó a «destiempo»

Ahhh, pero miren lo que encontré: «Le cae bien a Jehová que los santos mueran» –

Queeeee- ¿en serio? – Pues ella no «ganó» como yo creía. Ese día fue de gloria.

¡Esa partida que genero tanto dolor le agrado a su padre celestial!

De hecho, fue idea de Dios. Nuestros días están contados.

Eso debería cambiar nuestra visión, es asunto de propósito. A lo que vino lo cumplió.

Podemos decir que, concluida la asignación, nos podemos ir…

Mirando las cosas de manera objetiva, la muerte no es «tan» como ella se cree, no puede mostrar eternamente su triunfo.

Encontré algo más: ¡Sorbida es la muerte en victoria! Y entendí, que ese día, aunque nos duela, le dieron un ascenso al pastor.

Lo elevaron hasta el espacio donde escuchará decir al grande «ven siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor»

Estemos tranquilos. Paz. Porque Dios cuidara a su viuda, con esmero, como sabe hacerlo. Protegerá a sus hijas, a los cónyuges de estas y a sus nietos.

Bendecirá a Renuevo y su liderazgo tal como lo prometió.

En solo una semana he sabido de otros que, también, han partido. Esto me lleva a preguntarme ¿Quién sigue?

Aunque la muerte no se gobierna, Puedo ser yo. Quizás seas tu…

Lo que importa es estar preparados para el encuentro con Dios.

Dios los bendiga familia Puente-Trujillo.

(Tomado del perfil de facebook de Francia Tejera de Aponte)