Marlene LLuberes
En Ezequiel 22, se nos presenta un escenario deprimente.
Relata la forma en que el pueblo de Dios se olvidó de las instrucciones que le habían sido dadas y entregó su proceder a cosas que desagradan al Señor.
Vemos, entonces, cómo Él mismo se encarga de hacer un listado de las abominaciones que cometieron: derramaron sangre inocente; idolatraron; al extranjero, que estaba entre ellos, lo calumniaron; al huérfano y a la viuda los despojaron.
Despreciaron, tanto al padre como a la madre. Menospreciaron la santidad de Dios y deshonraron el shabat.
Cometieron inmundicia sexual, soborno, usura, avaricia…
A fin de cuentas, se olvidaron de Dios, lo que provocó Su indignación, al punto de confrontarlos con una dura pregunta:
¿Estará firme tu corazón? ¿Tus manos serán fuertes en los días que obraré yo contra ti? Yo, el Señor, he hablado, y lo haré.
Y yo te esparciré por los gentiles, y te aventaré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.
Amados, y así sucedió. Israel, es decir, las diez tribus del norte, fue esparcido por todas las naciones de la tierra.
Estos hechos nos dejan un claro mensaje en nuestro hoy.
Muchas veces, como no vemos de inmediato, las consecuencias de nuestros errores, seguimos hacia delante y nos olvidamos de que el Altísimo, el Elyon, tiene su mirada puesta en nosotros.
Nada se escapa de Su control.
Algunas de las situaciones que atravesamos, que nos trastornan la vida, a veces, son producto de nuestra desobediencia.
Si somos de Dios, tenemos un solo camino: oír Su voz y ejecutar Su instrucción.
Se trata de retomar la verdad. Nuestro Dios es Santo.
No podemos burlarnos de Él, tampoco disfrazarle una vida de doble ánimo y de tibieza.
Somos o no somos.
Recordemos la instrucción que el mismo Dios le dio a Josué:
Solamente esfuérzate, y sé muy valiente, para que guardes y hagas conforme a toda mi ley, que Moisés, mi esclavo, te mandó; que no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. Josué 1:7
¡Es tiempo ya, de andar en integridad!