Inicio EvidenCristianas ¿Necesitas sabiduría? ¡Pídela! / Marlene Lluberes

¿Necesitas sabiduría? ¡Pídela! / Marlene Lluberes

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Durante nuestras vidas nos hemos equivocado muchas veces y ha sido producto de la falta de sabiduría.

Sin duda, necesitamos sabiduría para todo lo que hemos de hacer, desde lo más simple, hasta lo más complejo.

Pero, no debemos confundir la sabiduría con el intelecto, por la información que se posea, o por la astucia humana que se tenga. La sabiduría solo viene de Dios.

Las Escrituras nos hablan de un hombre que era conocido en todo el mundo, por su capacidad para juzgar casos difíciles y la manera en que llegó a ser más grande que todos los reyes de la tierra, en riqueza y sabiduría.  Toda la tierra procuraba ver a Salomón, para oír la sabiduría, que Dios había puesto en su corazón.

¿Cómo era que esto sucedía?

 

El clamaba a Dios para que le diera sabiduría para gobernar al pueblo.

Entendía  que era incompetente, que solo si Dios lo ayudaba, podía lograrlo.

No pidió otra cosa, porque, teniendo sabiduría, lo cual implica intimidad con el Señor, obediencia a Sus mandamientos, el cumplir el debido proceso y el colocar las cosas eternas en  prioridad, todo estaría bien.

Le fue concedida.

Salió del lugar alto, de la presencia de Dios, para entonces ejercer su encomienda.

Así se pide y se recibe sabiduría.

Sin embargo, en un momento, Salomón cayó en la tentación, tal cual lo hizo Eva, de recibir otro conocimiento.

Amó, además de la hija del faraón, a muchas otras mujeres extranjeras y cuando Salomón era ya anciano, sus mujeres hicieron que su corazón se desviara tras otros dioses. No fue íntegro para con el Señor, como su padre David.

Entonces el SEÑOR , por cuanto no guardó su pacto y no anduvo en el deber ser, decidió arrancarle el reino.

Dejó de ser sabio.

No fue íntegro, dejó de estar completo en Dios, hizo lo malo delante de Él, se salió del pacto.

Como podemos ver, hablar de sabiduría (jogmah) es poner por obra la voluntad de Dios, imitando a Jesús, siempre.

Cuando tenemos sabiduría, somos capaces de discernir  qué viene de Él y qué no, porque Su Palabra está en el centro de nuestras decisiones.

Ser sabio, nos demanda, en ocasiones,  arrojo y valentía, como Jocabed, la madre de Moisés, que, a pesar de la sociedad idólatra en la que vivía y perteneciendo a un pueblo que estaba en esclavitud, ante la orden de muerte de todos los niños que nacieran, preservó la vida de su hijo, quien años después sería el libertador de Israel.

Preguntémonos hoy,  si tenemos o no sabiduría. No sigamos tomando decisiones, basadas en nuestro propio entendimiento.

Tengamos claro de que la presencia o ausencia de sabiduría, afecta todo nuestro transitar por esta tierra.

Recordemos que el temor de Dios es el principio de la sabiduría. Proverbios 1:7