Inicio EvidenCristianas Cuidemos nuestra vida espiritual / Marlene Lluberes

Cuidemos nuestra vida espiritual / Marlene Lluberes

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Desde que Jesús nos escoge y empezamos a escuchar Su Palabra, se nos enseña que debemos buscar la santidad. Sin embargo, en el devenir del tiempo, casi imperceptiblemente, nos vamos acomodando a una forma de vida que, poco a poco, nos va colocando bajo el gobierno de la carne y nuestros sentidos espirituales terminan adormecidos.

Es lo que le pasó al pueblo de Dios, cuando estaba a punto de recibir la torah; se comprometió con el Señor y dijo: “todo lo que digas haremos”, pero, poco después, estaban construyendo el becerro de oro. En medio de la espera,  perdieron la perspectiva de Dios.

Puede llegar el momento, por el descuido espiritual, que determinado accionar nos parezca correcto, pero no lo sea.

Es por esto que siempre, debemos pasar por fuego nuestros pensamientos, probarlos por la Palabra, antes que se vuelvan una verdad para nosotros, de lo contrario, recibiremos las consecuencias y nos estaremos alejando de la santidad, de esa distinción que debemos mostrar al ser imitadores constantes de Jesucristo.

Solo Dios siempre tiene la verdad; Él es la verdad, por eso, desestimar la Escritura es un grave error.

Jamás debemos permanecer acomodados a este mundo, sino que nuestros corazones deben conformarse al Señor,  mediante la renovación de nuestra mente, para que podamos verificar así cuál es Su voluntad, que siempre es buena, beneficiosa y completa.

Retomemos el mensaje central del evangelio; arrepintámonos de querer hacer las cosas a nuestra propia forma, tomemos la cruz, neguémonos a nosotros mismos, bajo el entendido de que no somos más nuestros. Vamos a morir, en cada paso, a lo que pueda salir de nuestra carne,  porque todo eso, ya fue clavado por Jesús, nuestro Mesías, en el madero.

No sigamos pensando que amamos a nuestro Señor si no estamos poniendo por obra Sus mandamientos y cumpliendo el debido proceso.

Cuidemos nuestra vida espiritual.

Que no se nos olvide que hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte.