Inicio EvidenCristianas ¿Todavía están durmiendo y descansando?

¿Todavía están durmiendo y descansando?

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Marlene Lluberes

En el momento cumbre del ministerio de Jesús, cuando estaba a punto de cumplirse el propósito para el cual vino a la tierra, le pidió a sus discípulos que velaran y oraran, pero ellos durmieron.

¿Qué implicaba velar?

En ese momento, orar para que el tribunal de justicia diera la orden a los ángeles, para que fortalecieran a Jesús.

Orar, para que con precisión se cumpliera lo que escrito estaba.

Era tan relevante que los discípulos aprendieran a velar que Jesús, en un momento tan crucial, se movía hacia ellos para recalcarles, cómo se lograrían las cosas en esta tierra.

Sin embargo, ellos dejaron de hacer lo que tenían que hacer.

El sueño los venció.

Definitivamente, no entendían el tiempo que estaban atravesando.

Con insistencia, el maestro vuelve donde ellos, pero seguían durmiendo.

El mensaje era claro: hagan lo que tienen que hacer y además oren. Mi poder está listo para ayudarlos, no se dejen vencer de la carne.

De esa misma manera, nos enfrentamos, cada día, a las diversas tentaciones, que quieren conducirnos  a no hacer  lo que nos corresponde. La carne va a impulsarnos a la conformidad y a la parálisis espiritual. Si nos sometemos a ella, nos volveremos indiferentes y estaremos desenfocados.

En lugar de seguir cayendo en esa debilidad humana, hoy, tenemos frente a nosotros un llamado a estar despiertos, cumpliendo la misión que nos ha sido encomendada y, a través de la intimidad con Jesús, obtener la fuerza para permanecer despiertos,  levantándonos de las preocupaciones y permaneciendo, aun en medio de la presión, haciendo lo que nos corresponde, accionando, en aras de proteger lo que realmente tiene valor en esta tierra.

Sabemos que todo está dispuesto, para que el Rey de reyes y Señor de señores vuelva, pero enfrentamos un momento delicado, porque las tinieblas se han propuesto engañar a los escogidos, mediante un ataque voraz a la mente, a la cultura del reino.

Ellas activas, incesantes, y el pueblo que conforma el ejército del Dios viviente, en la tierra, duerme y descansa.

¿No han podido velar conmigo ni siquiera una hora?  ¿Todavía están durmiendo y descansando?

¿Siguen sin entender lo que deben estar haciendo?

Que no nos encuentre el Señor, cuando vuelva, inactivos. Hay cosas que hacer en el ejercicio de la fidelidad.

Es hora ya, de que entendamos que nuestra misión principal es ser genuinos imitadores de Jesús, conscientes de que no podemos estar pasivos, envueltos en lo natural, porque somos participantes activos en la guerra de la luz contra las tinieblas y es necesario que usemos las armas que son poderosas en Dios para deshacer toda obra de maldad.

No nos dejemos distraer, no abandonemos nuestra posición, escapemos de la vida sin propósito, porque en ella prima la búsqueda de la comodidad que nos hace infructuosos.

Seamos conscientes de que, si estamos vivos y somos pueblo escogido, nuestra función fundamental es preparar el camino para la llegada de nuestro Rey y Señor.

Esto demanda acción, entereza, valentía…

Que cuando Jesús vuelva, nos encuentre siendo fieles, esforzándonos en cumplir Sus mandamientos y aplicando el debido proceso, por Él señalado.

Dejemos de desperdiciar la vida.

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