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“Cultura Moral, Motivación e Inteligencia Emocional”

Alejandro M. Ramírez Suzaña
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Alejandro M. Ramírez S.

  1. Presencia de la Familia en un Mundo Impersonal

 La familia es el fundamento de la sociedad, es el núcleo irreducible para el desarrollo sostenible de las naciones y, si así se pudiera decir, la materia prima de un país. Esta antecede al Estado en su existencia y por ende no es una ficción jurídica creada por leyes, sino que emana de manera natural de la Divinidad desde el mismo inicio de la humanidad.

En esta se forja el individuo desde sus cimientos siendo atendido en sus necesidades y orientado por sus padres respecto a la vida que luego le tocará continuar solo.

Por siglos los padres/tutores han sido la principal influencia de sus hijos/pupilos, prácticamente la única fuente de información a través de los cuales estos conocían e interpretaban la realidad que les rodeaba.

Con el aceleramiento y masificación exponencial de la tecnología, la información ya se encuentra literalmente en las palmas de nuestras manos y el acceso a la misma es más directo y crudo.

Así las cosas, la socialización e interacción interpersonal se ha digitalizado del mismo modo, con lo cual podemos tener en nuestros bolsillos a cientos sino miles de personas con los cuales nos comunicamos de manera instantánea en cualquier momento. Podemos estar interconectados virtualmente con miles de personas, conocer su estatus al segundo y dar a conocer el nuestro… momentos, pensamientos, fotos, frases, logros, eventos, y a la vez no tener una relación personal con nadie.

Es posible estar solos y a la vez sentir la sensación de estar acompañados. El asesor de las nuevas generaciones parece ser el internet y las redes. Más aún, ya las conversaciones profundas y en persona parecen casi inventos sacados de algún cuento de hadas.

Un mundo impersonal, en esto es que nos hemos convertido.

Un lugar donde nos vemos pero no nos conocemos, nos saludamos mas no nos ocupamos los unos de los otros, cada quien tiene su agenda individual, su meta de éxito a cualquier coste, ya las personas no importan sino las cosas, la materia es más importante que el espíritu, lo práctico, el camino más fácil y corto es el que resulta electo por conveniente, al margen de cualquier consideración moral.

Alguien lo ha descrito alguna vez de la siguiente manera: “la pobreza relacional es uno de los mayores retos que nuestra cultura enfrenta en la actualidad. En estos tiempos tendemos a tener seguidores/followers pero no amigos, me gusta/likes pero no amor, comentarios pero no conversaciones, multitudes pero no acompañantes (…). Nuestra sociedad ha popularizado una nueva forma de experiencia relacional – una que nos brinda redes de ‘contacto’ más amplias, pero disminuye la importancia de tener conexiones profundas y significativas con otros. La prioridad en ‘yo, mi, lo mío’ ha eclipsado cualquier sentido de ‘nosotros, nuestro’ y el resultado es que las personas se sienten más solas que nunca. Nuestros tiempos han sido catalogados como ‘la era de la soledad’. De hecho, se estima que 1 de cada 5 personas en Estados Unidos de Norteamérica sufre de soledad crónica.”[1]

En contraste con esta situación, las Sagradas Escrituras nos enseñan en Filip.2:3 lo siguiente: “No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes(…). No se ocupen solo de sus propios intereses sino también procuren interesarse en los demás.”[2]

La realidad circundante en ocasiones puede verse reñida con los conceptos morales correctos y es en el seno familiar que se inculca la debida orientación y balance, es el filtro natural que opera mediante el trato personal y directo educando al individuo.

Es allí donde radica una de las características inalienables e insustituibles de la familia, el rol trascendente y transversal que juegan los padres en aportar ese calor humano, ese toque de humanidad y candidez que solo ellos pueden ofrecer a sus hijos. Ese consejo directo, esas palabras sinceras, aunque hirientes, por el bien mayor de sus hijos, por su beneficio a largo plazo a pesar de los sacrificios inmediatos.

Este rol educativo y orientación moral de la familia es incluso un derecho que le asiste, mismo debidamente reconocido tanto en tratados internacionales, de los cuales nuestro país es signatario tales como la Convención Americana de Derechos Humanos, como en nuestra legislación positiva.

La Ley Orgánica de Educación 66-97 en sus artículos 66 y 22 establece que:

Art. 66.- “El proceso educativo se apoyará en los hogares, la familia, el desarrollo económico y la comunidad. Se fomentará la contribución de los padres y tutores a la consecución de los objetivos educacionales. El currículo debe tener la capacidad de incorporar a él las preocupaciones de los padres y de los miembros de la comunidad.”

Art. 22.-Los padres o los tutores tienen el derecho de que sus hijos o pupilos reciban la educación moral y religiosa que esté de acuerdo con sus propias convicciones.”

Del mismo modo la Constitución de la República en su artículo 55 estatuye que:

La familia es el fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo integral de las personas. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla.

10)  El Estado promueve la paternidad y maternidad responsables. El padre y la madre, (…), tienen el deber compartido e irrenunciable de (…) formar, educar, (…), dar seguridad y asistir a sus hijos e hijas. (…);

Mencionamos lo anterior a los fines de enfatizar que la educación de los niños, niñas y adolecentes, es tanto un derecho como un deber correspondiente a los padres como primariamente responsables.

¿Entonces, qué papel juega la tecnología dentro de este proceso educativo y de formación; puede esta sustituir a los padres y docentes?

  1. Tecnología: ¿Sustituto de los Padres y Docentes?

 Antes de iniciar a hablar de tecnología, debemos proceder a definir los términos. Usualmente cuando nos hablan de tecnología pensamos en hardwares y softwares, tal vez nos viene a la mente computadoras, tabletas, aplicaciones, etc. Sin embargo, tecnología no es esto, todas estas cosas son el producto o resultado de la tecnología más no tecnología en su sentido estricto.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua se define tecnología como: “Conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico.”[3]

El Diccionario Etimológico establece que el origen de esta palabra “viene del griego tekhné=arte, técnica u oficio, y logos=estudio, discurso, tratado. Entonces tecnología es el arte, la técnica o la manera de hacer cosas, construir objetos y artefactos que satisfagan las necesidades de personas y comunidades, mediante la aplicación de conocimientos técnicos ordenados científicamente.[4]

Georgina Reyes-Valdez, en su tesis doctoral “Percepción de Nuevas Tecnologías Educativas y Niveles de Aceptación ente los Profesores: Un Modelo de Relaciones Estructurales” citando a Quintanilla[5] establece que una tecnología es un sistema de acciones humanas intencionalmente orientadas a la transformación de objetos concretos con la intención de obtener resultados valiosos de manera eficiente. La tecnología cuenta con un conjunto de instrumentos que resultan de la acción tecnológica. Entonces, una tecnología, como sistema ordenado de acciones para obtener resultados valiosos, se refiere a la eficacia de una acción. Este criterio de eficacia, en el caso de las tecnologías, es medido por el principio de adecuación de los medios a los fines. En otras palabras, la eficacia esta relacionada con una racionalidad práctica o instrumental.”

En este contexto cabe preguntarnos ¿Qué incidencia tiene el uso de la tecnología en el ámbito educativo con referencia a los padres y profesores? ¿Puede esta ser más eficiente en el logro de los objetivos curriculares y metas pedagógicas?

Sin duda que los medios tecnológicos pueden lograr de modo más eficiente las tareas específicas para las cuales fueron diseñados, este es la mera razón de su existencia y el propósito de su creación, de lo contrario, no tendría sentido utilizarlos, sin embargo, esto no necesariamente implica que puedan ser sustitutos.

Como hemos visto, la tecnología esta subyugada al ser humano y su propósito es la de servirle como herramienta para que este a su vez pueda lograr sus objetivos de un modo más eficaz y no a la inversa. Así como si fuera una extensión de nuestros sentidos u órganos, tal como indicaba el filósofo alemán Ernest Kapp en su tratado “Filosofía de la Tecnología” utilizando el término Organprojektion[6]

La tecnología no es neutral, esta tiene efectos en el individuo, en su forma de hacer y ver las cosas, y en el ámbito educativo, afecta su forma de enseñar y aprender.

En palabras de Carlos Scolari, basándose en la teoría de la “Ecología del los Medios”, de McLuhan y Postman: “Las tecnologías generan ambientes que afectan a los sujetos que las utilizan, modelando su percepción y cognición.”[7]

En este tenor, la tecnología no debe convertirse en una corriente filosófica que intente dar sentido a la vida humana ni trace las pautas de su existencia, tampoco un instrumento pragmático que solo busque satisfacer nuestras necesidades individuales o un espacio para aislarnos, sino que debe de tener un fin colectivo más noble, más beneficioso para la comunidad. Ser utilizada como lo que es, un instrumento y no un fin en sí misma.

Con el desarrollo de nuevas plataformas tecnológicas, la pedagogía ha alcanzado fronteras sin precedentes con, por ejemplo, la educación a distancia y el e-learning, con programas tales como Coursera, edX, Khan Academy, por solo mencionar algunos, se le ha provisto la oportunidad de formarse académicamente a personas localizadas en lugares remotos en los cuales no se cuenta con un cuerpo docente suficiente o con las infraestructuras necesarias. Así también esta modalidad de educación permite la participación en programas y acceso a recursos de alto nivel, de una manera más costo-efectiva.

No obstante lo anterior, y citando nuevamente a Georgina Reyes-Valdez “(…) la integración de nuevas tecnologías en ambientes educativos también enfrenta nuevos problemas en el marco teórico y metodológico, tales como el desarrollo de aptitudes de autoaprendizaje en el estudiante, nuevas configuraciones de la didáctica y métodos del profesorado, la adopción de nuevos roles en estudiante y profesor, y modelos de enseñanza más abiertos y flexibles (…).”

“La integración de nuevas tecnologías en la educación genera también problemas técnicos, pedagógicos y psicológicos a los profesionales y administradores de la comunidad educativa. Algunos (…) se relacionan con el entrenamiento de los profesores, el acceso a los recursos tecnológicos, y el grado de aceptación o rechazo a la tecnología (…).”

Estos son algunos de los retos que habrá que afrontar a los fines de lograr una eficaz integración de la tecnología al sistema educativo.

Debemos desarrollar nuevas competencias y capacidad de adaptación a través de la tecnología y potencializar sus beneficios en las nuevas generaciones, mas si no se quiere forjar una generación de tecnócratas, entonces se debe cuidar el enfoque en la formación del carácter para que el individuo no solo sepa aprender, sino que también sepa ser.

Aristóteles dijo una vez en su obra Ética a Nicómaco: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente no resulta tan sencillo.”

Con esto vemos que el aprendizaje social y emocional, es de vital importancia, el cultivo de la denominada Inteligencia Emocional, misma compuesta, según Daniel Goleman[8], por la autoconsciencia, el autocontrol, la motivación, la empatía y las habilidades sociales;[9] la cual para su desarrollo es indispensable contar con la guía y orientación insustituible de los padres y maestros dentro de un marco interrelacional.

Tal como se ha referido al efecto el Prof. Estuardo Salazar: “Lo que es cierto para otras industrias como la fabricación de bienes de consumo o el procesamiento masivo de datos no es necesariamente cierto para el campo de la educación. La interacción humana es un componente inherente al mero hecho educativo. Sin un docente de por medio puede haber transferencia de información, pero no educación. Solamente modelando lo que se enseña y teniendo una interacción viviente entre maestros y aprendedores se logra eficaz transferencia de vida y no simple aprendizaje”.[10]

De tal modo nos preguntamos: ¿Es compatible una educación de avanzada basada en valores?

  • Educación de Avanzada con Perspectiva de Valores

Confucio dijo una vez:

“Si tu plan es a 1 año: siembra arroz.

Si tu plan es a 10 años: siembra Arboles.

Si tu plan es a 100 años: educa los niños.”

Es precisamente esta visión que queremos resaltar a los padres y docentes en este siglo XXI, frente al reto que tenemos de educar a nuestros hijos y alumnos ante el vasto océano de la Cultura Digital, la Innovación y la Inteligencia Artificial.

Nunca los maestros habían contado con tantos recursos a la mano para educar, y no menos cierto es que, así también se han multiplicado sus retos para lograr los objetivos sin perder de vista el blanco principal.

Es de nuestro especial interés en esta ponencia afianzar a las familias y educadores de nuestro país, con el peso que llevan como mediadores, entre el aprendizaje por medio de la tecnología, y los receptores de dicha información, estos son, los estudiantes que se sientan cada día llenando nuestras aulas y viven en nuestros hogares.

Dice la Biblia en Prov. 22:12 que “Los ojos de Jehová velan por la ciencia (…)[11]. Los avances tecnológicos y la innovación no son más que una muestra de la imagen impresa de Dios en el hombre: pensando, creando y dominando la tierra.

Donovan Graham escritor del libro “Educación Redentiva” lo expresó de la siguiente manera: “La tarea de la verdadera educación es desarrollar el conocimiento de Dios y la realidad creada y cómo usar ese conocimiento ejerciendo un dominio creativo sobre el mundo que vivimos.

En este tenor, debemos abrazar todos los avances que el hombre pueda alcanzar, siempre que estos vayan de la mano con la educación en valores y los principios inmutables basados en la inerrante y todo-suficiente Palabra de Dios.

El hombre como ser integral tiene cuerpo, mente y espíritu y son estas tres áreas las que cada padre y maestro debe tomar en cuenta a la hora de educar a los individuos.

Sobre los maestros, en conjunto con los padres, recae el peso de velar por el uso de la tecnología por parte de los alumnos, de manera sabia y sobre todo escrupulosa. Ambos participarán de manera activa en enseñarles a discernir y evaluar la información que entra en sus mentes, evitar la exposición a materiales inadecuados, tomando en cuenta la madurez de cada estudiante así como la calidad moral de dichos contenidos.

El espacio de un padre/maestro nunca podrá ser sustituido sino más bien afirmado como punto invaluable de enlace entre la tecnología, el aprendizaje y el estudiante.

Esas mentes en formación necesitan más que nunca un moderador que les enseñe a filtrar la información y establecer un criterio propio de las cosas; no solo en lo concerniente al contenido, sino también respecto a la cantidad y el nivel apropiados para su exposición.

Ese proceso de enseñar al alumno a pensar, a entender: ¿Qué?, ¿Por qué? y ¿Para qué? aprende; el cómo internalizar lo aprendido en relación con su realidad; cómo lidiar con las emociones durante el proceso; le otorga al padre y maestro un papel inmensamente valioso e insustituible.

El fin último de la educación no es atiborrar a un individuo de conocimientos, sino equiparlo, para que con lo aprendido, pueda llegar a ser una persona capaz y preparada para vivir de forma interdependiente, siendo un ente útil para su sociedad desde la posición que desempeñe.

Los padres y maestros tienen un gran desafío; a diferencia de otras épocas, ahora deben aprender a dominar una mayor cantidad de habilidades complejas, deben seguir aprendiendo cómo aprender y sobre todo ser ejemplo a sus pupilos e hijos respecto a lo que ellos mismos enseñan, no solo en palabras sino con su comportamiento.

Citando nuevamente a Graham, este dice: “No se trata de una relación jerárquica y un mero traspaso del conocimiento sino más bien una relación en la que se persiga un crecimiento del individuo de forma global”.

El entusiasmo, la avidez de aprender, de conocer el mundo, de enlazar lo aprendido con las necesidades intrínsecas; nunca podrá ser traspasado de forma eficaz por medio de una pantalla electrónica.

La empatía, calidez y la mano amiga no se logran igual a través de un mundo virtual; los padres y los profesores son indispensables para poder implementar una educación de avanzada con perspectiva de valores, los cuales no son conceptos excluyentes sino complementarios.

Quisiera finalizar en las palabras de Madre Teresa de Calcuta cuando dijo:

“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo; Ensenarás a vivir,

pero no vivirán tu vida; Sin embargo…

En cada vuelo, en cada vida, en cada sueño…

Perdurará siempre, la huella del camino enseñado.”

[1] Wells, Tauren, “Known – A 5 Day journey into the power of grace and truth”, 2018.

[2] Biblia Nueva Traducción Viviente, Filip.2:3.

[3] Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), http://dle.rae.es/?id=ZJ2KRZZ

[4] Diccionario Etimológico, http://etimologias.dechile.net/?tecnologi.a

[5] Quintanilla, M. A. (1984). El valor cultural de las nuevas tecnologías. Arbor, Vol. 12, No. 4, pp.12-17.

[6] https://www.oei.es/historico/salactsi/teorema00.htm, Kapp, Ernst, Grundlinien einer Philosophie der Technik, 1877.

[7] https://es.wikipedia.org/wiki/Ecolog%C3%ADa_de_los_medios

[8] Goleman, Daniel, “Inteligencia Emocional”,Ed. Kairós, 1996.

[9] https://capitalismoconsciente.es/blog/liderazgo-empresarial-los-5-factores-emocionales-claves/

[10] https://www.acsilat.org/irreemplazablesrealmente/?fbclid=IwAR0yzp0XxkaUN406NsnyP_bsAHIKyMKnU-WtUXjXKI_D3nbPOXSuwwzpxL4, Estuardo Salazar Gini M. Ed.

[11] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Pr 22:12). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.