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La IA irrumpe como herramienta nueva e imprescindible para combatir el cambio climático

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EFE

¿Quién puede procesar la ingente información que proporcionan cientos de satélites? ¿quién es capaz de escudriñar millones de mapas meteorológicos pasados para aprender cómo va a ser el futuro? ¿de revisar en tiempo real las emisiones responsables del cambio climático? Respuesta: la Inteligencia Artificial.

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Sometida a un debate sobre la ética de esta tecnología y sobre los riesgos que para la humanidad supone que las máquinas puedan llegar a ser completamente autónomas y hasta superar a partir del aprendizaje automático a la propia mente humana que las diseña, la Inteligencia Artificial es para los expertos una herramienta imprescindible para combatir el desafío del cambio climático.

En el marco de la cumbre climática (COP28) que se celebra en Dubái, la multinacional Microsoft y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) han dado a conocer el acuerdo de colaboración que permitirá a este organismo internacional crear una nueva plataforma de Inteligencia Artificial y un centro mundial de datos sobre el clima para medir y analizar el progreso mundial en la reducción de emisiones.

UN «GEMELO DIGITAL» QUE REPLICA LA TIERRA

Algunas universidades utilizan ya los miles de datos que proporcionan los satélites de observación de la Tierra para calcular las emisiones de alguno de los gases de efecto invernadero responsables del cambio climático, y centros de investigación encomiendan a la IA el metaanálisis de miles de investigaciones para afinar el impacto que el cambio climático va a tener sobre el planeta.

La organización mundial Cambio Climático-Inteligencia Artificial (CCAI) reúne a cientos de investigadores y académicos de diferentes ámbitos y de todo el mundo que tratan de aprovechar las ventajas que el aprendizaje automático puede reportar a la lucha contra la crisis climática, y bajo el paraguas de algunas de las instituciones más prestigiosas del mundo (entre ellas el Instituto Tecnológico de Massachusetts) han empezado a generar numerosos informes que avalan la transcendencia de esta tecnología.

Este programa europeo, que cuenta ya con numerosos organismos de investigación asociados (entre ellos el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona; el Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Medio Plazo o la Agencia Espacial Europea), tiene un horizonte de ejecución de diez años para culminar esa replica virtual completa que permita predecir el estado salud de la Tierra y la evolución de los océanos, la atmósfera o los bosques.

Se trata, según el centro de supercomputación, de que ese planeta virtual muestre diferentes escenarios de lo que es un presente cambiante y de cómo podría ser el futuro teniendo en cuenta los cambios climáticos, y simular lo que podría ocurrir si la Tierra se calienta unos grados y sube el nivel del mar.

Investigadores varias universidades y centros de investigación de varios países, entre ellos varios expertos del Real Instituto de Tecnología sueco, han firmado y publicado en la revista Nature un artículo en el que señalaban que la emergencia climática es el mayor desafío de la humanidad, en que sus impactos se van a propagar por todos los sectores de la sociedad, y en que no se puede prescindir de ninguna tecnología para combatirlo, y tampoco de la inteligencia artificial.

Entre los firmantes figura Alberto Conejero, investigador del Instituto Universitario de Matemática Pura y Aplicada y vicerrector de la Universidad Politécnica de Valencia, quien ha subrayado que la Inteligencia Artificial «ni puede ni debe pararse», y ha asegurado que esta tecnología es «clave» para poder interpretar millones de documentos, para mejorar los modelos o para navegar entre millones de datos; «eliminarla sería un gran error».

En declaraciones a EFE, Conejero ha incidido en la necesidad acuciante de detener las emisiones de gases de efecto invernadero y acometer esta emergencia, y ha asegurado que para ello «el desarrollo, despliegue y ampliación de herramientas de inteligencia artificial bien reguladas facilitaría comprender el alcance del despliegue de ciertas políticas».

«La IA es el camino, peor es la acción de los gobernantes las que nos debe dirigir a cumplir los acuerdos», ha aseverado el investigador de la universidad valenciana, y se ha mostrado convenido de que la Inteligencia Artificial «es la herramienta que puede y debe ayudar a conseguir los objetivos».