
La mayoría de los seres humanos siente un vacío interno, que procura llenar a través de personas, de actividades, trabajando sin descanso…
Pero es imposible lograrlo de esta forma. Existe una sola manera para tener paz interior y para permanecer motivados, independientemente a cómo marchen las cosas: estar cerca de Jesucristo el Señor.
Si lo buscamos, a través de la oración, si cada día, tomamos una porción de Su palabra, y le permitimos que cobre vida en nosotros, la sed interior empezará a ser saciada.
Dios nos ama de pura gracia, por eso anhela tenernos cerca y que así nuestro fruto sea bueno y perdure.
Jesús murió y resucitó, nos envió Su poder y nos dio Su mente.
Pensando como Él piensa, podemos renunciar al egoísmo, que nos conduce a centrarnos en nosotros mismos, y recibir una gran satisfacción, al servir a los demás.
De esta forma, nuestra vida toma genuino sentido.
¿Quién es sabio? El que entiende estas cosas.
Hay un solo camino que conduce a una vida de paz, de alegría, de entusiasmo y de fructificación.
Todo consiste en escuchar la voz del Señor y hacer su voluntad.