Carmen Julia Capellán
Vivimos en tiempos en los que la mentira parece haberse extendido de manera preocupante.
La mentira se ha convertido en un problema generalizado en nuestros días.
La verdad se ha vuelto un valor en peligro de extinción en nuestra sociedad. Parece que la mentalidad de hoy, es el individualismo «yo primero”, por esto se le da un valor muy pequeño, a la honestidad y a la integridad de la persona. porque muchos piensan que la mentira les hace la vida más fácil, en la búsqueda de la superación personal.
Pero como cristianos, la Palabra de Dios nos guía y nos recuerda la importancia de la verdad en nuestras vidas. En este artículo, exploraremos cómo la mentira se ha convertido en un problema generalizado en nuestros días y cómo las enseñanzas bíblicas nos brindan la luz y la guía para mantenernos firmes en la verdad.
«El Señor aborrece los labios mentirosos, pero se complace en los que dicen la verdad.» (Proverbios 12:22)
Uno de los problemas más evidentes en nuestra sociedad actual es la falta de sinceridad. Las mentiras se han vuelto tan comunes que a menudo pasan desapercibidas. Sin embargo, las Escrituras nos recuerdan que Dios aborrece los labios mentirosos. Como cristianos, debemos esforzarnos por vivir en la verdad y evitar la tentación de la mentira, recordando que complacer a Dios significa ser veraces en nuestras palabras y acciones.
«No digan mentiras los unos a los otros, ya que ustedes se han despojado del viejo hombre con sus hechos.» (Colosenses 3:9)
La mentira no solo es un problema exterior, sino también un asunto del corazón. La Biblia nos insta a despojarnos del viejo hombre, que está asociado con la mentira, y a revestirnos del nuevo hombre, que se caracteriza por la verdad. Esto implica un proceso de transformación interior en el que buscamos la verdad en todas nuestras interacciones, recordando que como seguidores de Cristo, somos llamados a vivir en la honestidad y la integridad.
«Pero, en fin, siguiendo la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.» (Efesios 4:15)
A medida que enfrentamos el desafío de la mentira en nuestro mundo, debemos recordar que seguir la verdad es esencial. Sin embargo, no debemos hacerlo de manera aislada, sino en amor. La verdad no se presenta de manera hiriente o condenatoria, sino como un camino de crecimiento en Cristo. Al vivir en la verdad y expresarla con amor, creceremos en todas las áreas de nuestra vida, guiados por Aquel que es la cabeza, Cristo.
«Concluyamos, pues, hermanos, que somos deudores, no de la carne para vivir conforme a la carne, porque si ustedes viven conforme a la carne, morirán; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne, vivirán.» (Romanos 8:12-13)
En un mundo donde la mentira puede parecer una opción fácil, como cristianos somos llamados a vivir de manera diferente. No debemos ser deudores de la carne, que a menudo nos empuja hacia la mentira, sino del Espíritu que nos da la fortaleza para rechazar las obras de la carne y vivir en la verdad. La verdad no solo nos libera de la esclavitud de la mentira, sino que también nos conduce a una vida plena y abundante en Cristo.
Conclusión:
A medida que enfrentamos la creciente prevalencia de la mentira en nuestro mundo, como cristianos debemos recordar las enseñanzas de la Biblia sobre la importancia de la verdad. La verdad no solo es un valor que debemos mantener, sino que también es un camino hacia una vida más plena en Cristo. Siguiendo la verdad en amor, despojándonos del viejo hombre y viviendo por el Espíritu, podemos ser luces en medio de la oscuridad de la mentira y testimonios vivos del poder transformador de Dios en nuestras vidas.