SAMUEL REYES
La ley de la conservación de la energía establece que la energía no puede crearse ni destruirse, sólo convertirse de una forma de energía a otra. Esta máxima de la física podría aplicarse en nuestro país a la realidad económica porque sospechamos de las malas prácticas que caracterizan al políticotradicional dominicano.
Algunos acuciosos piensan que, a pesar de las apariencias, la corrupción gubernamental no se ha destruido ni menguado, sino que posiblemente se ha transformado de una forma de enriquecimiento ilícito a otra.
Sospechan que, una variante de la corrupción sea la enorme cantidad de empréstitos contratados por el Estado dominicano durante los últimos 20 años por un monto de US$54,721.2 millones al 30 de abril del 2023. Esta suma representa aproximadamente el 44.7% del Producto Interno Bruto (PIB) y bien podría ser otra manera directa o indirecta de manifestarse el flagelo de la corrupción. Eso explicaría el porqué, durante 12 años de gobierno del presidente Leonel Fernández, los 4 años de Hipólito Mejía, los 8 años de Danilo Medina y en lo que va de la administración de Luis Abinader la deuda pública ha ido en constante aumento.
Los préstamos compiten deslealmente con las inversiones que compañías extranjeras pueden hacer sin mediar un endeudamiento. Por ejemplo, hay compañías que podrían estar interesadas en instalarplantas de procesamiento de basura en los vertederos de Santo Domingo o en Santiago y, aparte de que prácticamente eliminan la contaminación ambientalde los desechos sólidos producirían dividendos anuales por un monto entre US300.0 a US$500.0 millones por la producción de combustibles como la gasolina, diesel, bencina (jet fuel) y el etanol. Asimismo, estas plantas pueden producir energía eléctrica. A esto se le añade la creación de más de doscientos empleos de alta remuneración.
La única razón que explica que un proyecto como el que referimos no sea una realidad en estas dos ciudades desde hace décadas es porque posiblemente cada vez que las empresas de la rama se han propuesto radicarse en nuestro suelo se han encontrado con el escollo de las comisiones que se les exigen. Estas compañías pueden darse el lujo de rechazar propuestas de cohecho dado que muchos países les ruegan casi de rodillas que hagan negocios con ellos y por eso la pobreza de comportamiento ético de los funcionarios públicos le provocan repulsión. Las plantas de conversión de residuos municipales sólidos a combustibles existen desde hace más de 70 años en Europa, África, Estados Unidos y China. Estas plantas de producción de combustibles y energía también procesan las aguas residuales o aguas negras.
Entretanto, los préstamos son colocados alegremente por personeros lobistas con los que los congresistas de muchos países congenian y, actuando en complicidad con los legisladores gestionan su colocación de forma rápida y eficiente dada la voracidad de los gobiernos por empréstitos frescos para mantener a flote la economía. Aparentemente los legisladores desconocen estas alternativas a los préstamos y si las conocen entonces las sospechas de corrupción serían confirmadas por su indolencia. Estos préstamos representan una potencial e inmediata carga impositiva sobre el pueblo porque una parte de los préstamos supuestamente se pagan con los impuestos ilegales a los combustibles o se relacionan con las tarifas de servicios públicos claves como la electricidad.
La Biblia dice en Proverbios 22: 26-27: No te comprometas por otros ni salgas fiador de deudas ajenas; porque, si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes.
A juzgar por la cantidad de préstamos que los gobiernos toman en nuestro lugar, los dominicanos no tenemos la propiedad ni siquiera del lecho donde dormimos y, como elegimos a quienes nos representan tan mal en el congreso, pagamos caro la insensatez de ser sus fiadores.