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Pensar, comprobar y creer

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Solo en ese orden y no en ningún otro, es posible acertar.
Si Comprobamos lo que no pensamos, estaremos trabajando en ideas ajenas.

Si Creemos lo que no comprobamos, estaremos moviéndonos a un plano sobre natural, propio de la religión y las supersticiones.
Si pensamos, que de hecho lo hacemos siempre y luego comparamos nuestras conclusiones con las de la realidad, con inputs o datos externos, podremos creer, sabiendo que la comprobación debe ser permanente porque las cosas cambian y así mismo la verdad y las medidas.

Un tipo de locura es creernos lo que no somos; lo pensamos, nos lo dicen, nos gusta, le ponemos un chin’ más y lo creemos; pero, ¿quién más lo cree?

Podemos creernos reparadores de sombrillas en la ciudad donde no llueve ni sale el sol.

Nuestro valor, es el valor que nos da nuestro entorno.

Valemos porque lo que los demás se benefician.

No es que somos lo que los demás creen, tasan o valoran. Es que valemos eso y dado que no nos compramos a nosotros mismos, entonces nuestro valor es el promedio de todos los valores.

Vamos a medir esto, no a pensarlo y creerlo solamente.
¿Hicimos algo por alguien hoy?

¿Alguien nos necesita?

¿Alguien hace algo, porque nosotros hallamos hecho algo primero?

¿Influimos?
Si dejáramos de ser, ¿se trabaría algún proceso en la sociedad, en nuestra ciudad, en nuestra casa?
¿Quién nos extraña, como para detener su vida un momento, aparte de nuestros padres y hermanos?

Oh y las redes…
¿Quién nos responde?
¿Nuestros posts ayudan en algo al resto?
¿Estamos hablando solos, todos juntos en un mercado insólito y ruidoso?

¿Si dejas de escribir, alguien sufre?
¿Enseñamos algo?
¿Denunciamos algo, con resultados tangible o estamos gritando en el desierto?

Hay que comprobar si el mundo nos ve como pensamos que nos ve. Una gran parte de nuestro pensamiento puede ser
vanaglorioso.

Estoy pensando en esto. Dame tu opinión, por favor que necesito terminar creyéndolo.