Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 1 corintios 9:25.
En el texto que aparece arriba el apóstol Pablo se está refiriendo a varias cosas importantes: habla acerca de una lucha, de una abstinencia (disciplina) de un premio por asumir. Una responsabilidad, un premio diferente a los demás galardones; es decir un premio por su buena conducta en todo el accionar como persona o individuo social.
San Pablo refuerza aún más este punto, poniendo un ejemplo sacado de los deportes donde los atletas renuncian a muchas cosas y sometían sus vidas a la disciplina con tal de alcanzar una corona corruptible. La ilustración de apóstol está tomada de los deportes, de los juegos Olímpicos entre los griegos, en la ciudad de Corintos, espacio utilizado para dichas competencias.
La vida de ser humano es considerada como un “carrera”, en la cual se debe competir cumpliendo a totalidad con las normas éticas, morales, sociales, y esto abarca cada una de las esferas de la vida donde los individuos se encuentren; y es más comprometedor para aquellos que se llaman “cristianos”, seguidores de Cristo, o como dice una traducción “pequeños Cristo, o pedazos de Cristo.
No importa que la carrera sea corta o larga, tenían el deber de resistir los obstáculos, salir de las situaciones difíciles presentadas durante el camino, a pesar de que un solo recibía el premio, es decir aquellos que llegaban a la meta de manera adecuada y satisfactoria.
Como caminantes de la vida, debemos esforzarnos a renunciar a cosas que podrían debilitar nuestro cuerpo y mente, el seguidor de Cristo debe esforzarse y abstenerse de todo lo que estorbe la carrera cristiana e impida alcanzar el supremo premio final poniendo su mirada hacia arriba al Dios, al Creador.
El elemento trascedente en este aspecto es la disciplinaba del cuerpo-mente, de las acciones y el cumplimento permanente de las reglas para no ser descalificado; por lo tanto, es de suma importancia en la vida el autodominio, la templanza y la disciplina.
La practicar el dominio de sí mismo, el temperamento, control de las emociones, y poner a Jesús como maestro y guía, son determinante para terminar bien la carrera, para recibir el premio de una buena salud en esta tierra, respeto y testimonio de los demás, este nos capacita para ser vencedores y no ser avergonzados por la sociedad y en el último de los casos por Dios.
Pablo, deseaba alcanzar el premio y se esforzaba para no ser descalificado, nuestra actitud debe ser la misma. Al final lo importante es que no nos engañemos a nosotros mismos, a la sociedad, la familia, ni aquellos que han puesto en nosotros su confianza.