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Moverse para verse mejor

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Tomás Rubio

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Cada vez hay más niños que pasan gran parte del día en labores sedentarias y los movimientos son muy limitados. Los niños están sentados en el colegio y en las casas. Y el hecho de que uno o dos días a la semana practiquen deporte, no quita que estén creciendo de forma muy sedentaria tanto para el cuerpo como para su mente.

Y si usted convive con un niño diagnosticado con autismo, esta situación se agrava.  “Las personas con autismo – dice el neurobiólogo José R. Alonso de la Universidad de Salamanca  – tienen dificultades en la función motora gruesa (la que implica grandes movimientos de brazos, piernas, torso o pies) y en la coordinación motora, el funcionamiento coordinado de diferentes músculos, articulaciones y huesos”.

Estos niños tienen, efectivamente, una discapacidad; pero eso no les incapacita para moverse y expresarse con el cuerpo. Sin embargo, los tratamientos terapéuticos que reciben se centran en los aspectos cognitivos, conductuales y de comunicación. Como si el cuerpo no tuviera que ver con la comunicación, cuando el setenta por ciento de lo que comunicamos es no verbal.

La medicación, tecnología, profesoras sombra… sirven también en muchas ocasiones para limitar y controlar su movimiento. Hay demasiada obsesión con que estén sentados y falsamente tranquilos. Pero los niños buscan en el movimiento la forma de regularse, tranquilizarse, concentrarse. Conocemos niños que tocan el tambor mientras se mueven y otros danzan, como un muchacho que se ha inventado un baile al que llama “el baile del entretenimiento”. Es una manera muy inteligente que ellos tienen, a través del movimiento, de sentirse mejor.

Como recurso para los niños con y sin diagnóstico de autismo, les proponemos una rutina diaria de 10 minutos, que se puede acompañar con música o podemos añadir sonidos divertidos. Esos 10 minutos pueden ser suficientes para marcar la diferencia entre la creatividad vital y la rigidez física y mental. Además de que se convierte en una actividad compartida que hará bien a toda la familia y, si se realiza en un centro educativo, beneficiará a toda la comunidad escolar. Una idea es realizar esta rutina cada día en el patio, antes de entrar a las clases. De esta forma, se incorporan todos, incluida la dirección.

Para realizar esta rutina, recomendamos que sea dirigida – tanto si es en la casa como en la escuela – con humor y toda la creatividad que espontáneamente surja. Porque así, además movemos las articulaciones y los músculos que se ponen en marcha con la risa.

Las muñecas, por ejemplo, podemos moverlas hacia los lados – como diciendo adiós – hacia abajo y hacia detrás. Podemos hacer con ellas giros hacia la derecha y hacia la izquierda. Moverlas como si estuviéramos utilizando un atornillador o manejando una motocicleta, y realizar este movimiento también hacia la derecha y hacia la izquierda.

Antes podemos darnos un auto masaje. Con la mano izquierda abrazamos la muñeca derecha y las giramos hasta que notemos calor en la muñeca. Después, al contrario.

Y con las muñecas, así como con las demás articulaciones, podemos seguir moviéndolas y sobre todo buscando movimientos que no solemos cotidianamente realizar. Las principales articulaciones del cuerpo humano se clasifican según su amplitud de movimiento. Y todas, incluso las que aparentemente no se mueven, tienen movimiento, como por ejemplo las que tenemos en el cráneo. Para todas ellas, podemos realizar movimientos y masajes.

Con ello, tonificamos las articulaciones, nos sentimos más activos y mentalmente despiertos, relajados, además de prever lesiones pues un cuerpo rígido y poco flexible es más proclive a lesionarse con una sencilla caída o golpe.

Tomás Rubio

Equipo Lantana (Santo Domingo)

Un espacio de arte y bienestar.

809 434 1111 – 829 422 5360

Tomás Rubio es escritor y profesor de Teatro, Chi kung y Escritura creativa. Se inició en el Teatro Creativo Sanador y el Chi Kung (movimiento sanador) en la Escuela Neijing. Junto a la artista gráfica Bianka Reyes, es codirector de Lantana. Forma parte del equipo de Terapias Artísticas del Caid de Santo Domingo.

Cada vez hay más niños que pasan gran parte del día en labores sedentarias y los movimientos son muy limitados. Los niños están sentados en el colegio y en las casas. Y el hecho de que uno o dos días a la semana practiquen deporte, no quita que estén creciendo de forma muy sedentaria tanto para el cuerpo como para su mente.

Y si usted convive con un niño diagnosticado con autismo, esta situación se agrava.  “Las personas con autismo – dice el neurobiólogo José R. Alonso de la Universidad de Salamanca  – tienen dificultades en la función motora gruesa (la que implica grandes movimientos de brazos, piernas, torso o pies) y en la coordinación motora, el funcionamiento coordinado de diferentes músculos, articulaciones y huesos”.

Estos niños tienen, efectivamente, una discapacidad; pero eso no les incapacita para moverse y expresarse con el cuerpo. Sin embargo, los tratamientos terapéuticos que reciben se centran en los aspectos cognitivos, conductuales y de comunicación. Como si el cuerpo no tuviera que ver con la comunicación, cuando el setenta por ciento de lo que comunicamos es no verbal.

La medicación, tecnología, profesoras sombra… sirven también en muchas ocasiones para limitar y controlar su movimiento. Hay demasiada obsesión con que estén sentados y falsamente tranquilos. Pero los niños buscan en el movimiento la forma de regularse, tranquilizarse, concentrarse. Conocemos niños que tocan el tambor mientras se mueven y otros danzan, como un muchacho que se ha inventado un baile al que llama “el baile del entretenimiento”. Es una manera muy inteligente que ellos tienen, a través del movimiento, de sentirse mejor.

Como recurso para los niños con y sin diagnóstico de autismo, les proponemos una rutina diaria de 10 minutos, que se puede acompañar con música o podemos añadir sonidos divertidos. Esos 10 minutos pueden ser suficientes para marcar la diferencia entre la creatividad vital y la rigidez física y mental. Además de que se convierte en una actividad compartida que hará bien a toda la familia y, si se realiza en un centro educativo, beneficiará a toda la comunidad escolar. Una idea es realizar esta rutina cada día en el patio, antes de entrar a las clases. De esta forma, se incorporan todos, incluida la dirección.

Para realizar esta rutina, recomendamos que sea dirigida – tanto si es en la casa como en la escuela – con humor y toda la creatividad que espontáneamente surja. Porque así, además movemos las articulaciones y los músculos que se ponen en marcha con la risa.

Las muñecas, por ejemplo, podemos moverlas hacia los lados – como diciendo adiós – hacia abajo y hacia detrás. Podemos hacer con ellas giros hacia la derecha y hacia la izquierda. Moverlas como si estuviéramos utilizando un atornillador o manejando una motocicleta, y realizar este movimiento también hacia la derecha y hacia la izquierda.

Antes podemos darnos un auto masaje. Con la mano izquierda abrazamos la muñeca derecha y las giramos hasta que notemos calor en la muñeca. Después, al contrario.

Y con las muñecas, así como con las demás articulaciones, podemos seguir moviéndolas y sobre todo buscando movimientos que no solemos cotidianamente realizar. Las principales articulaciones del cuerpo humano se clasifican según su amplitud de movimiento. Y todas, incluso las que aparentemente no se mueven, tienen movimiento, como por ejemplo las que tenemos en el cráneo. Para todas ellas, podemos realizar movimientos y masajes.

Con ello, tonificamos las articulaciones, nos sentimos más activos y mentalmente despiertos, relajados, además de prever lesiones pues un cuerpo rígido y poco flexible es más proclive a lesionarse con una sencilla caída o golpe.

Tomás Rubio

Equipo Lantana (Santo Domingo)

Un espacio de arte y bienestar.

809 434 1111 – 829 422 5360

Tomás Rubio es escritor y profesor de Teatro, Chi kung y Escritura creativa. Se inició en el Teatro Creativo Sanador y el Chi Kung (movimiento sanador) en la Escuela Neijing. Junto a la artista gráfica Bianka Reyes, es codirector de Lantana. Forma parte del equipo de Terapias Artísticas del Caid de Santo Domingo.