Por Bienvenida González
Psicología Clínica –Terapia Familiar Sistémica. Ma.
¡Cuántas imágenes llegan a mi recuerdo de mis años de adolescencia y juventud temprana con esta expresión! Un corazón dibujado y esta clásica escritura… Esta imagen se plasmaba en los árboles, en las mascotas de los estudiantes y en las cartas y papelitos de aquellos amores inocentes y fantasiosos. Un deseo vehemente de afirmar que “algo” existía entre tú y yo. Dejar huellas, constancias de que “Tú Y Yo”, somos o fuimos ese parecía ser el objetivo. Estos dos pronombres solían ser sustituidos en algunos casos por las iniciales de los nombres de los involucrados en esta dinámica.
Lejos de ser o parecer solo algo cursi y banal del romanticismo, esta expresión envuelve un significado de la relación existente entre dos personas en cualquier tipo de relación humana, o actividad conjunta en las cuales sale a relucir el “Tu y Yo”, lo cual ilustra la imposibilidad tal cual axioma de la vida a espaldas de estos dos componentes gramaticales.
Alejandro De Barbieri (2018) en su obra escrita: “La Vida en tus Manos”, realiza un enfoque a nuestro juicio muy interesante en el cual nos plantea una idea que bien pudiera guiarnos a una reflexión sobre la importancia capital en la relación existencial entre el “Tu y el Yo” o, entre “El yo sin el tu”, tal cual es su enfoque sobre las implicaciones y aplicaciones de estos pronombres gramaticales en las relaciones humanas.
“Vivimos en la era individualista del: “yo soy yo y yo quiero seguir siendo yo sin ti”. Con esta premisa guía su discurso a importantizar lo siguiente “El yo sin el tu es la locura”. Y a seguidas sustenta: “Cuida los tu que te ayudan a ser y a dejar de ser… El Yo no existe sin el tu”. Es interesante esta mirada, que nos
inclina a observar la estrategia creativa de Dios en el Paraíso: un yo creado requirió de un tu creado y complementario a la vez.
Son varios los males que aquejan al mundo en este siglo XX1, solo para mencionar: la soledad existencial, el énfasis sin límites en el rendimiento y el cansancio que esto genera, y el individualismo, socavan de alguna u otra manera las posibilidades naturales de vivir de cara a los contactos entre el “Tu y el Yo”, o entre el “Yo y el Tu”. Pensar, actuar y ser en base única y exclusivamente a la autosuficiencia, a la propia realización humana como si solo bastara el fruto o resultados de los esfuerzos propios.
¿Realmente ha operado en el éxito o realizaciones humanas, el Yo sin los Tu?
Alejandro De Barbieri, afirma: “Nadie encuentra el sentido de su vida sin nadie en el camino”. Este pensamiento conecta con el primer y segundo mandamiento enarbolados por Jesús: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. ¡Oh profundidad del conocimiento de la gracia dispensada por Dios a la humanidad! La existencia humana no es concebible en ningún escenario de la vida sin el “Yo y el Tú”. Dios y tú, un vínculo existencial y salutífero; Tu y yo, es lo siguiente y necesario para sustentar la vida, recrearla y disfrutarla, lo cual sigue muy de cerca y en intima vinculación con Dios.
En esta fecha que celebramos el nacimiento de un “Tu” trascendente, indescriptible, y amoroso; quien murió en la Cruz y nos ha redimido, Él nos pauta vivir el “Tu y Yo”, con plenitud y certeza del gran sentido de la vida plasmado en esta relación. ¡Construyamos vínculos!