Hace unos días estaba viendo una película y hubo una escena, que llamó mucho mi atención, la escena mostraba a una joven editora, que iba conduciendo su automóvil y de repente vio a un anciano por las calles, a quien notó perdido, al parecer por la avanzada edad, este hombre se confundía frecuentemente; ella sintió compasión por el anciano y detiene su automóvil y encaminó al anciano a su casa, lo que especialmente llamó mi atención fue que, cuando ella entro a la casa del anciano, ella notó rápidamente la soledad que se percibía en aquel hogar, también notó que el anciano poseía muchos reconocimientos, tenía casi todas las paredes llenas de placas, diplomas y melladas y sus estantes llenos de trofeos.
Esa escena inmediatamente trajo a mi mente algunas preguntas, porque la historia no es cíclica, sino que tendrá un fin, y que todo en este mundo es temporal. Me pregunté, ¿Quién fue el mejor actor en el año 1980? Aunque me considero un cinéfilo no se la respuesta. O ¿Cuál equipo de las Grandes Ligas ganó la serie mundial en el año 1960? A pesar de que me gusta el béisbol, no lo sabía, y no tenía ni la más remota idea de cuál era la respuesta. Posiblemente, usted tampoco lo sabe.
El punto que quiero resaltar es que todas las cosas en la vida tienen su importancia en su justa dimensión, pero algunas de ellas trascienden en el tiempo por su impacto en la sociedad, y en cada generación tiene una deuda histórica con esas fechas, y eso hace que formen parte de nuestra historia.
La Reforma Protestante, es uno de esos acontecimientos que trascienden en el tiempo. Fue el acontecimiento de mayor avivamiento en la Iglesia desde el Día de Pentecostés. Y trajo muchos beneficios a la sociedad, no solo a la Iglesia. Lo primero que hizo fue rescatar a la Iglesia del secuestro del paganismo y la corrupción religiosa de la época.
Hacen 505 años, Martin Lutero el 31 de octubre del 1517 clavo sus 95 tesis en la puerta de la Catedral de Wittemberg en Alemania. A partir de ese momento comenzaría un debate teológico que se convertiría en la Reforma Protestante. A pesar de que hace cinco siglos que sucedió este acontecimiento, perdura en el tiempo. La Biblia dice en 1 Juan. 2: 17 “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
Nos afanamos cada día por tantas cosas que sólo tienen apariencia de durabilidad. La historia no es un ciclo sin fin, sino que se dirige a la conclusión deseada por Dios. Como dijo Agustín: «Aférrese a Cristo. Por ustedes él se hizo temporal para que pudieran hacerse eternos». Los acontecimientos que duran para siempre son aquellos que son hechos en la voluntad de Dios. La Reforma Protestante es uno de ellos.
Son muchos los beneficios de la Reforma Protestante a la Iglesia, entre ellos están: libertad de conciencia, preeminencia a las Escrituras, traducción de la Biblia a otros idiomas, puso la separación de la Iglesia y el Estado, claridad a la doctrina de la salvación por fe, no por obras, entre otros tantos beneficios. La Reforma Protestante devolvió la vitalidad a la Iglesia. También trajo muchos los beneficios a la sociedad, como: entendimiento del trabajo secular, valor a la vida e, igualdad entre todas las personas, énfasis en la abolición de la esclavitud, creó las formas de gobierno representativos que conocemos hoy. Es decir, trajo la democracia. Aunque defendió la separación de la Iglesia y el Estado, la protección y derecho a la vida desde la concepción, bienestar social, el concepto de ayuda social, escuelas, hospitales, albergues, orfanatos e instituciones benéficas como, por ejemplo; la Cruz Roja y la Media Luna roja fundadas por Henry Dunant un cristiano influenciado por las ideas reformadas de Juan Calvino, condenó los crímenes de odio, también trajo muchos beneficios a la educación y a la comunicación, entre tantos otros beneficios más. La Reforma Protestante no solo impactó a la Iglesia sino a toda la humanidad. Por tal razón es nuestro deber conmemorar cada año, agradecer a Dios y dar honra a Su santo nombre por la Reforma Protestante.
Sobre el autor
Vladimir Perroux es abogado, teólogo, comunicador, profesor de teología, fundador de la Escuela Teológica Metamorfosis, productor del programa radial Comentando la Palabra de Dios y pastor principal de la Iglesia Bíblica Reformada, en San Francisco de Macorís, Rep. Dom. Y esposo de Jasmín. Puedes encontrar a Vladimir Perroux en Twitter y Facebook.