
XIOMARI VELOZ
Hago este escrito a propósito del aparente suicidio de la reina de belleza Cheslie Kryst, quien tenía una licenciatura en derecho y una maestría en administración de empresas de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte, y una licenciatura en negocios de la Universidad Carolina, donde era atleta, abogada y Máster en Administración de Empresas.
Quiero reflexionar sobre nuestro afán por alcanzar metas que, luego de obtenerlas, se disfrutan por un tiempo, y esa alegría momentánea se va desvaneciendo y vuelve a aparecer esa sensación de vacío, de infelicidad, de sin sentido, que nos roba las ganas de vivir. que nos hace preguntarnos y para que hemos logrado tanto, si al final nos sentimos perdidos, lo que resulta muchas veces peor, nos encontramos sin rumbo.
La sociedad del vacío cómo se le conoce al tiempo posmoderno en el que estamos viviendo; donde vemos exaltado el “yo” el “súper hombre”; donde no importa lo que somos, sino lo que tenemos, lo que hemos “logrado” materialmente, sin importar muchas veces cómo lo hemos conseguido, o lo que dejamos de nuestra esencia para conseguir “metas”. En medio de una sociedad que te quiere valorar por las tenencias económicas, por la cantidad de like, por la perfección de tu cuerpo, por el color de piel y por el sexo. Que rara vez mira el Corazón y los frutos que salen de él. Una generación que cada vez más busca lo perfecto y desecha la imperfección. Una generación que no está buscando la causa profunda que produce un corazón narcisista y lleno de soberbia. Que produce frutos; como raíz de amargura, faltas perdón, ofensas no resuelta. Ponemos filtro a las fotos y video, pero nos hemos olvidado de ponerle filtro al Corazón.
Me pegunto: ¿Tenerlo todo, y morir de hambre espiritual que es la peor miseria? O ¿Qué no tener nada?
No debemos olvidar que también en el cuerpo de Cristo existen personas con depresión. Las estadísticas de suicidio de pastores y gente muy creyente están aumentando. Creo que más allá de los vacíos espirituales existe una situación de salud, que debe ser hablada y tratada por profesionales en la materia y que muchos por vergüenza al que dirán no aceptan ni buscan la ayuda. Creo en un Dios que sana y restaura de una manera extraordinaria y sobrenatural, pero conozco personas cercanas que desde niños fueron diagnosticados con problemas de salud mental y depresión. Y como cuerpo debemos también buscar la ayuda de los profesionales.
A veces el no hablar el tema de la depresión, por temor al juicio, a no ser perfecto ante los demás, sobre todo si somos líderes o estamos en ciertas posición, nos callamos y nos negamos a la ayuda y finalmente nos aislemos.
Saber quiénes somos y el precio que el Señor pagó por nosotros. Él que nos redimió, es lo que nos debería importar, saber quienes somos en Él, de quienes somos hijos y quién es Él padre. La herencia que tenemos en Él.
Cuándo el diablo vino a tentar a Jesús, a que probara que era el Hijo de Dios le pidió que convirtiera unas piedras en pan. Jesús tenía hambre, pero sabía que no tenia nada que probar, ya que él sabía que era hijo; no se alteró, no trató de demostrar nada a satanas. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Siempre habrán tentaciones que nos querrán llevar a tomar la salidas que aparentemente es la menos vergonzosa, y cuando no tenemos clara la identidad podríamos sucumbir antes las tentaciones y provocaciones del enemigo. La Biblia nos invita a resistir y dice que si resistimos el diablo huirá de nosotros. La resistencia es nuestras mayor armas en medio de las tentaciones que nos han querido atrapar.
Saber que Dios nos ama y que somos sus hijos; no importa si hemos conseguido “metas” o “somos famoso” es la esencia que nos da identidad para caminar cada día como hijos del Rey.