Samuel Reyes
(samuelreyes7@hotmail.com)
La intimidación personal se describe como hacer lo que otros quieren que hagas a través del miedo. La intimidación puede manifestarse como una amenaza física, miradas amenazantes, manipulación emocional, abuso verbal, y hasta humillación intencional, entre otras acciones. La intimidación puede ser empleada consciente o inconscientemente.
La intimidación de la nación haitiana sobre los dominicanos es tan efectiva que nuestro gobierno en su dialéctica histórica nunca se ha atrevido seriamente a proponer soluciones a la problemática haitiana ni a opinar siquiera sobre asuntos que tengan que
ver con su destino como nación y solo pedir que otros lo hagan. Esta posición es desacertada dado que al compartir como siameses la misma isla estamos en el derecho y el deber de exigirle a la otra cabeza de este cuerpo territorial que adopte hábitos saludables para el bien común de ambos pueblos.
Aparentemente las autoridades dominicanas tienen miedo a equivocarse en sus planteamientos, o a la reacción negativa de los que gobiernan Haití o de los demás países del concierto de las naciones, o al rechazo de sus propuestas. Este es un
lamentable abandono del deber, del poder constitucional, a defender la soberanía nacional, pero de forma realista y estratégica previniendo que el colapso del Estado
haitiano nos arrastre con su misma suerte.
Entendamos que la problemática haitiana nos afecta y se comporta como el que se está ahogando y le aplica al cuello una llave mortal al que lo intenta ayudar y terminarán ambas naciones muriendo de asfixia por inmersión.
La nación haitiana tiene líderes que no planean a largo plazo y no presentan soluciones reales a sus problemáticas que casi todas son las mismas que las nuestras pero agigantadas exponencialmente. Hay que repensar el Estado haitiano desde aquí porque los de allá no lo hacen con seriedad, hay que darles al menos una lluvia de ideas y apoyar desde aquí por medios legales y legítimos una masa crítica que propicie en esa
nación cambios relevantes.
Todo lo demás es perder el tiempo porque sociológicamente el problema haitiano es cultural y, sin abordar este componente la transformación de ese país nunca será posible.
La educación haitiana debe ser enfocada a solucionar los problemas de su sociedad de manera distinta, basada en principios y valores.
Los haitianos son expertos sincretistas y por eso es mejor que se decidan por la adopción de nuevos paradigmas económicos dejando los desfasados y que no aplican ante su realidad desesperante.
Los haitianos son víctimas de su propio aislamiento, el interno, y sus verdaderos enemigos son los que de adentro solo velan por sus intereses económicos los cuales están por encima de los de sus ciudadanos y mal haríamos desde aquí el dejar
intimidarnos y ni siquiera opinar.