
Por: Laura Cristina Quintana …Y si Cristo no resucitó, vana es También vuestra fe.(1Co.15:14)
Resucitar es volver a la vida después de la muerte.
Cuando los enfermos graves superan ese estado, decimos: ¡Resucitó, volvió a la vida! Pensaba en todos aquellos que están muertos en vida. Muertos por desánimo, por enfermedades incurables, por angustias, por la soledad,por rechazos, por desengaños, por depresión… Muertos en espíritu por el pecado.
En algún momento de nuestras vidas hemos estado muertos. Caminábamos por caminos extraños que nos hundían cada día más y más. Pero no todo estaba perdido.
Hace miles de años, un joven maestro, llamado Jesús de Nazareth, le decía a sus discípulos que moriría y a los tres días resucitaría. Pero no le creyeron.(Mc.9:31; Lc.9:22-23). Jesucristo por amor a todos en la cruz clavó los pecados tuyos y míos. Allí derramó su sangre con la cual nos limpia de todo pecado y entregó su espíritu para que fuéramos libres. Y resucitó. Volvió a la vida.
Ahora se vive en un pecado permanente. Hay corrupción, como se dice en dominicana, “hasta en la sopa”. Asesinatos, violaciones a niños, injusticias, robos, atracos, asaltos, adulterios, fornicaciones, miedo a decir la verdad, mentirosos, idolatras y otros más (Ap.21:8). Estamos peor que cuando el diluvio. Sodoma y Gomorra nos quedan chiquitas. No hay amor. Pero… Jesús ha Resucitado. Volvió a la vida para que nosotros viviéramos. La sociedad de hoy necesita confesar con su boca esta verdad: “Jesucristo murió para liberarnos del pecado y necesita resucitar en los corazones para justificarnos frente a Dios Padre Todopoderoso”.
La resurrección de Cristo nos trae vida. Vida nueva en Él, con Él y por Él.
Resucitar significa dejar atrás lo que nos había alejado de Dios y comenzar desde cero con Él.
Resucitar es:
Entregarle la vida a Jesucristo para que Él la controle.
Caminar por los senderos de salvación donde no hay atracadores ni asaltante.
Entender que somos pecadores y que necesitamos de Cristo para dejar de pecar.
Amar en vez de odiar. Dejar de mentir y decir la verdad. Ser justos y no injustos.
Compasivo y compartir el pan con quien no lo tiene.
Llevar la alegría de la resurrección al que está triste y desanimado.
Hacer justicia y no llevar a la cárcel al inocente y al delincuente dejarlo libre.
Enderezar lo que está torcido en nuestras vidas, en nuestropaís y en la iglesia.
La iglesia, se ha dejado influir por las cosas del mundo. Los pastores, líderes y sacerdotes han desviado el camino de Cristo, que un día aceptaron seguir y han vuelto a la vida que llevaban antes de venir a Cristo.
Todos vamos a resucitar para salvación o para condenación. En ti está la escogencia del camino.
La parábola del sembrador es clara: ¿En qué clase de terreno cayó la semilla de la salvación por Cristo? Tú tienes la respuesta. Yo tengo la mía. Un día moriremos y resucitaremos cuando Él venga a buscar su iglesia (1Ts.4), y luego en el juicio escogerá a los que van a entrar a la ciudad Santa a cenar y a estar con Él por siempre..
Te recuerdo que Jesús resucitó y volverá a buscar un pueblo redimido. Si todavía no te has unido al grupo, es hora de hacerlo. No lo pienses mucho. Jesús sufrió demasiado por ti y te da el chance de vida eterna por su Resurrección. Ahora o nunca.