Bienvenida González
Pudiéramos pensar, entender, definir, sentir y experimentar el amor de múltiples maneras y, en diferentes situaciones. Si existe un concepto con carácter universal, y manifestación en toda la humanidad en esta tierra, es el concepto amor. Anhelado, buscado y requerido por toda persona con vida propia y que justamente la vida que vive es y ha sido una expresión divina del amor de Dios.
Los poetas han plasmado con puño y letra sus versos en poemas de amor. No han quedado atrás, las composiciones musicales de contenidos dedicados al amor romántico. ¿Existe en realidad el amor romántico, ese amor expresado a través de un “Tu y Yo, ¿estamos mutuamente vinculados”? El amor romántico se ha asociado a la búsqueda de la felicidad en la otra persona. En otras palabras, ¿Está la persona enamorada en realidad, o es simple cursilería como lo es fantasear, soñar despierta y acercarse a una relación con una vasija enorme y vacía, con el propósito de que sea llenada y que a esto se le agregue el encanto natural que fascina? Mas bien, el amor romántico, demanda estar sustentado en una relación de pareja con propósitos claros y definidos.
Nuestro interés más que desalentar a las personas que están o anhelan vivenciar el amor romántico, radica de manera enfática en observar la realización de un genuino amor romántico, más allá de sostener una relación con ausencia de sentido y permanencia.
Con respecto al amor romántico, considerado como relevante e imprescindible en la etapa del galanteo, por varias razones; una de ellas conquistar o atraer a esa persona que me gusta y con quien desearía unir mi vida ,me corresponde diría la persona “enamorada”, ser un galán o, una princesa que cautive con mis expresiones de amor, ser puntual en los encuentros, obsequiar en fiestas de cumpleaños, largos contactos por cualquier medio de comunicación, cuidar la imagen física con ropa adecuada y fragancias que cautiven la cercanía física.
En conjunto, pudiéramos explayarnos sobre este punto esencial en una relación entre un hombre y una mujer. ¿Qué tan pasajero pudiera ser el amor romántico? ¿Será que es de corta duración en la vida de una pareja? ¿Que deja de crecer y solo le basta conquistar, que muere en la etapa de los comienzos como es el galanteo? Dicho de otra manera, dar por sentado que el romanticismo es de temporada y luego desaparece del centro y entorno de la pareja, por un lado, afecta la relación más allá de lo que sea imaginable y, por otro lado, es un indicador de una concepción amorosa que deja mucho que desear.
El encanto de una relación de amor y, con amor romántico, propicia un anhelo a los reencuentros, un gustar de ti, de la frescura de tu rostro, de la ternura de tus palabras, del disfrute al abrazar y besar de manera cálida, con la entrega madura y consciente de estar con la persona amada en un intercambio mutuo que genera vida.
Lejos de seguir siendo novios al pasar de los años – un mito medianamente propalado por quienes insisten en vivir en la etapa del galanteo- el amor romántico madura también con el paso de las etapas de vida de la pareja. Se consolida y se opera lo planteado por Dios: “y… los dos serán una sola carne”. ¡El vínculo del amor romántico, con interdependencia, se fortalece al punto de producir entre otras expresiones significativas, la posibilidad de que, en un simple contacto visual de la pareja, por momentos, se diga más que muchas palabras!
En definitiva, el amor nunca deja de ser. Amar como un verbo, sugiere acciones que sean tangibles, observables y concretas. El amor romántico, encaja en lo sacrificial, en una entrega que no deje señales de dudas ni de temores.
¡Vaya pues a la conquista del amor romántico, fuente de la dicha de vivir, a la luz del amor de Dios!
yo diría que deberíamos enseñar desde el principio el amor verdadero y no descubrirlo con el tiempo
el amor verdadero es lo que nos enseña Dios y no lo que nos hab mostrado películas i experto
es tan sencillo el amor de Dios que uno cree que no es bastante o satisfactorio