Domingo Méndez
Usted podría encontrar hoy una Iglesia cristiana a la carta, a su gusto, según sus apetitos; como usted la quiera: Grande, pequeña, abierta, cerrada, antigua, moderna, ruidosa, silenciosa, blanca, negra, pobre, rica, mega o sencilla.
Llamamos La Iglesia al local o templo donde nos reunimos o congregamos, y jugamos con su nomenclatura: Centro Cristiano, Auditorio, Salón, Templo, Comunidad, Sociedad, Casa, Asamblea, etc.
Cuando abordamos nuestra vinculación a ella, solemos decir: Esa es la Iglesia que yo visito, ahí es donde yo me congrego, o yo voy a esa Iglesia.
De esos conceptos conformamos nuestra propia visión de iglesia, y consecuentemente asumimos ese estilo. En ese sentido, la Iglesia es una organización religiosa o un establecimiento litúrgico donde invertimos parte de nuestra vida y recursos según nuestras posibilidades, intereses y convicciones.
Algunas iglesias son reproducciones de estilos y maneras tradicionales, son muy conservadoras. No analizan ni cuestionan su forma y se niegan a asimilar los cambios normales de la vida o los adelantos científicos de la modernidad. Confunden espiritualidad con sus tradiciones y las formas culturales que practican.
Hallamos otras totalmente desconectadas de las raíces básicas e históricas del Evangelio. Son innovaciones sin precedentes ni modelos; muchas de ellas, verdaderas copias del estilo y manera personal de sus líderes.
Pero, ¿Definen esos conceptos la Iglesia del Señor Jesús? ¿Es a esa Iglesia, a la cual el refirió cuando dijo: Edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella?
Preguntémonos: ¿Somos realmente la Iglesia ideada por el Señor Jesús? Si somos otra cosa, si en nada respondemos al diseño establecido, estamos perdiendo el tiempo y los recursos invertidos.
¿Que es una iglesia hoy? Es una congregación establecida en un lugar específico con un local-templo o auditorio donde celebra sus cultos. La mayoría responde a ese cuadro. Unas pocas, muy pocas procuran ir más allá. Esas consideran que son una comunidad o familia redimida, que rinde culto devocional a su Redentor y que procura alcanzar al mundo en derredor para Dios. Y, precisamente, este último cuadro ilustra mejor el ideal de Jesús para su iglesia, según la Biblia.
¿Cómo es entonces la Iglesia del Señor Jesús?
Lo primero es que debe ser una comunidad, un pueblo o una familia real. No una simple congregación ocasional ni una reunión eventual. Se caracteriza por la unidad interna e intrínseca (Juan 17: 11-23) Esta comunidad tiene como líder supremo a su Señor; él es la cabeza o jefe.
Una segunda característica de la iglesia es la “Adoración”. Está establecida para adoración y alabanza del Señor. Es el pueblo de la adoración.
Y, finalmente, esa comunidad existe para la proclamación. Su misión es proclamar el evangelio para salvación. Es la comunidad redentora, reconciliadora.
En ese orden la iglesia es una verdadera necesidad en el mundo. No solo ocupa un espacio en el barrio o la ciudad, sino que influye, impacta y se ocupa en transformar vidas para reconciliarlas con Dios.
En su vida interna, al ser una comunidad de unidad y amor; de vidas transformadas, se convierte en modelo para los demás. Sus miembros son una familia saludable que se apoyan mutuamente en todas sus necesidades (Hechos 2: 42- 47). Un verdadero atractivo para la comunidad exterior.
En el aspecto espiritual, el concepto de Dios para es nueva comunidad (la Iglesia) es impresionante: Un reino de sacerdotes, de gente santa; el pueblo de Dios, ¡Que maravilla!
La Iglesia es el pueblo del ideal de Dios. Dios siempre quiso tener un pueblo para sí. Un pueblo para una relación profunda de compañerismo, una comunidad que le rindiera culto de manera especial y que le representara en el mundo, viviendo y modelando la vida de amor y unidad.
¿Podríamos ser esa iglesia? ¿Podríamos vivir a esa altura? Sí, con toda seguridad. Ese es el plan y propósito de nuestro Señor, aunque nos parezca un sueño, un ideal… De hecho, lo es. Es un sueño, un ideal, es la visión de Jesús para su Iglesia. Así lo planeó, así se lo propuso. Entonces es posible ser esa iglesia. La Iglesia de Señor!