Por. Ana Patricia Fallas
La pandemia que nos llegó ha sido muy grave, sin embargo no todo es desfavorable. El COVID-19 nos está dejando también grandes enseñanzas. Nos ha demostrado la fragilidad del ser humano, ricos y pobres son lo mismo, todos están huyendo, tienen miedo a ser contagiados y morir. Los arrogantes descubrieron que son también vulnerables, como los más humildes.
Este virus reveló la situación de muchas personas en la sociedad, los que viven en una burbuja sin importarle nada ni nadie. Nos muestra una contradicción enorme; por una parte, somos tecnológicos y dueños del mundo, pero por otra, estamos desnudos y llenos de miedos por la posibilidad de morir.
Lo positivo es que estamos aprendiendo a cooperar, a mejorar las relaciones que tenemos con los demás, poder servir y ayudar a otros. Fortalecer el sentido de conexión, amistad y convivencia. Volveremos a los abrazos con más sinceridad y menos falsedad.
Nos ha enseñado que todos somos iguales. El coronavirus no te pregunta si usted tiene poder, si es millonario, o si eres el más pobre. Tampoco te pregunta si eres de aquí, o eres de allá. Todos somos candidatos para esté virus.
La pandemia está dejando desnudos a muchos, dando una oportunidad para verse sin filtros y para situarlos a la realidad que están viviendo.
Hice una pequeña entrevista con jóvenes y adultos, entre ellos mujeres y hombres, sobre su experiencia en la cuarentena, y me parecieron importantes sus opiniones acerca de lo que ellos han aprendido en esta pandemia.
Aquí les comparto sus respuestas.
-Jenny Matos 50 años (abogada y escritora)
“Me enseñó que no necesitaba tantas cosas, ni tantas personas, que habían extraños en casa que casi no socializábamos con ellos. A disfrutar de un café con la gente que amo, logro sentar a todos en la mesa, cosa que sólo pasaba en noche buena o en algún cumpleaños”.
-Alexa Rivera 42 años (profesora)
“Necesitamos reorganizar nuestro tiempo para poder hacer cosas que son realmente importantes en nuestras vidas, por ejemplo, tiempo para nosotros mismos y nuestras familias. Que lo más valioso después de tener a Dios es tener salud, que hay que vivir y disfrutar cada momento, salir con amigos y conocer lo hermoso que nos ofrece la vida, ya que es breve y puede cambiar de un día para otro”.
-Santiago Cuevas 45 años (Ing. en Sistemas)
“Una de las cosas positivas que me ha enseñado es ha escuchar más a las personas, acercarme más a Dios para servir con más calidad de acuerdo al propósito de Él en mi vida”.
-Karla Mañón 19 años (universitaria)
“Lo que me ha enseñado la cuarentena es el valor de las pequeñas cosas. El estar presente con mi familia, la importancia y el privilegio de tener una buena salud, entre otros. Además, me ha enseñado a conectarme más con lo que es valioso, como por ejemplo mi relación con Dios”.
-Sarah Mota (pediatra infectóloga)
“El valor de un abrazo, las conversaciones en vivo, compartir un café, un trago. Valorar más la familia y la libertad que teníamos”.
Cada una de las respuestas nos muestra un poco de lo que el ser humano está aprendiendo sobre la crisis que está pasando el mundo, que debemos de tener más sensibilidad y responsabilidad. Nos enseña a usar mejor el tiempo. Amar y valorar más lo que realmente es importante como nuestras familias y amigos verdaderos, poder compartir un café, un trago, tener largas conversaciones, dar abrazos a sus seres amados, los cuales sobre todas las cosas necesitan a Dios y así como conocer su voluntad para sus vidas.
Debemos dejar de competir para ver quién tiene más riquezas, estatus y éxito… todo eso es temporal. Disfrutemos la vida al máximo ya que esta nos brinda una nueva oportunidad para ver gozar lo hermosa que es.
En medio de todo lo que está pasando sigo teniendo confianza, porque mi fe está por encima de las dificultades, no todo está acabado, todavía hay esperanza en los seres humanos. ¡Con Dios todo es posible!
