“Clamé a ti, oh Jehová;Dije: Tú eres mi esperanza”, Salmo 142:5
Muchas veces nos sentimos desanimados y pensamos: “tenía la esperanza de conseguir: esa casa, ese empleo, ese viaje a Europa y otras cosas más, pero no fue así. Algunos te dirán: La esperanza era verde y se la comieron los cerdos. Pero no es así: La esperanza mantiene, dirían otros.
¿Qué es la esperanza? “Confianza de lograr una cosa o de que se realice lo que se desea” (Diccionario Larousse).

Es una de las virtudes teologales: “Fe, Esperanza y amor” (1Co.13:13).
La esperanza en el Antiguo Testamento está presente siempre, pues su garantía era el Pacto de Dios.
La esperanza es símbolo de vida. Sólo los vivos tienen esperanza; los muertos no la tienen.
La Biblia nos habla de un hombre que vió realizada su esperanza. Su nombre: Zaqueo, vivía en Jericó y había oído hablar de Jesús y tenía la esperanza de verlo algún día. Y llegó la noticia: “Jesús está entrando a la ciudad.
¿Quién era Zaqueo? Un hombre rico. Jefe de los cobradores de impuestos y se cree que su riqueza procedía del trabajo que realizaba para el Gobierno Romano y no era limpia.
Los recaudadores de impuestos eran rechazados y despreciados por los religiosos, los políticos y por la sociedad, porque siendo judíos trabajaban para los romanos y se les acusaba de traidores. Tal vez, se emborrachaba o se drogaba como muchos jóvenes de hoy que se auto destruyen y cambian el vestido de tela por el de madera. El hombre busca la libertad: el joven se independiza de la familia. La joven se va, antes de tiempo, con el novio. Otros se van al extranjero a iniciar una nueva vida. Zaqueo no se sentía libre. Su conciencia de maldad lo perseguía. Y a ti ¿qué te persigue?
Zaqueo nunca perdió la esperanza de ver a Jesús, aún fuera de lejos. Lo que menos se imaginaba que Jesús pasaría por la avenida de los árboles y que la gente lo arroparía (vers.3). Pero, Zaqueo era inteligente y al ver que no le era fácil acercarse a Jesús , por el gentío que lo seguía, corrió delante y para verlo se subió a un árbol sicómoro, frondoso, de madera dura y que se utilizaba para hacer las cajas de los muertos. ¿Y tú qué haces en el mundo de los muertos?
Zaqueo era vivo de mente, pero mucho más de manos . Y Jesús lo vió en el árbol y le dijo: -Zaqueo, baja en seguida de ahí, porque hoy tengo que quedarme en tu casa. Parece ser que le cogió< la noche y estaba cansado.
Pecador, ladrón, estafador, rechazado, burlado, despreciado, tuvo curiosidad.
¿Cómo es tu situación hoy? ¿Cuales son tus pecados inconfesados y de los que no te has arrepentido? ¿De qué necesitas liberarte?Ro.1:31(DHH). ¿Cuáles son los pecados del país que se cometen por seguir la corriente de otros? Al igual que Zaqueo, ¿has pagado lo que debesódevuelto lo que no era tuyo? ¿Cuántos has dañado con tu lengua llevando chismes? ¿Cómo tratas a hermanos de la iglesia?¿Cooperas con las actividades o no lo haces porque no tienes tiempo ni dinero, pero te vas al Estadio Olímpico a ver el bachatero del momento? ¿Eres de los intocables de la iglesia?.
Zaqueo se arrepintió y se convirtió. Convertirse significa cambio, dejar el camino equivocado de una felicidad aparente y dirigir los pasos hacia el bien y la verdad. Vio a Jesús frente a frente, tú a tú, necesitaba ser liberado del paquete que le acompañaba. Esa era su esperanza. ¿Y la tu ya cual es? Sube al árbol de la fe y lo encontrarás.
Todos tenemos la esperanza de que pronto Jesús vendrá a buscar a los perseverantes, y voy más lejos: Tenemos la esperanza de estar con ropas limpias con un Nombre nuevo en las Bodas del Cordero y en la gran Cena en el reino de Dios.
87 Jesús te dice hoy: “Baja de ahí, que hoy tengo que quedarme en tu casa”.
Jesús es nuestra esperanza y nuestra esperanza se basa en Jesús.
Búscalo, llámalo, Él te oirá, te encontrará y como Zaqueo entrará a tu casa a cenar contigo.
Si en Dominicana hubiera un paralelismo con respecto a Zaqueo, muchos serían los que tendrían que salir corriendo en busca del perdón, porque según el rumor público la sabrosura del dinero corre por muchas venas….
Hna. Cristina Quintana. IED Las Arras