El sueño americano ha seducido a muchas personas, entre ellas a Fayra Castro, una mujer emprendedora que llegó a los Estados Unidos, con un diploma de periodismo bajo el brazo y una maleta llena de sueños.
«No sabía si algún día regresaría a Colombia, pero era un riesgo que estaba dispuesta a asumir para alcanzar los planes que me había trazado muchos años atrás. Soy de las que piensa que es mejor arrepentirse de haberlo hecho que de no haberlo intentado. Si lo intento tengo dos probabilidades: fracasar o tener éxito. Pero si no lo intento ya habría fracasado. Así que me arriesgué», asegura Fayra, recordando sus primeros días en suelo americano.
Desde niña le gustaron los negocios, pero encontró su verdadera pasión en las comunicaciones, así que decidió estudiar periodismo para informar con ética la verdad. Sin embargo, ella describe que eso es solo su profesión: «Cuando conocí realmente a Dios descubrí mi llamado: fui creada para comunicar SU verdad».
Actualmente es la fundadora y directora de El Mensaje Comunicaciones, una agencia de relaciones públicas pionera en la industria cristiana. En el 2010 fundó el Premio Águila, el primer y único reconocimiento internacional para medios de comunicación con enfoque cristiano.
Es la relacionista pública de Expolit, la convención cristiana más grande de habla hispana, donde anualmente celebra la ceremonia del Premio Águila, con la participación de los comunicadores cristianos más destacados de los Estados Unidos, América Latina, el Caribe y Europa.
También es conferencista y co-autora del libro «Emprendedores». Pero más allá de sus logros profesionales, ella declara que su mayor orgullo es su familia. Está casada hace 16 años con Omar Castro, y tienen dos hermosos hijos Natalia (10) y Nikolas (6).
La revista Evidencias tuvo la oportunidad de conversar con Fayra Castro, para conocer sus inicios, los obstáculos que tuvo que atravesar para alcanzar sus sueños, y el papel que ha jugado su fe y su familia en el proceso.
EM-¿Qué te motivó a vivir en los Estados Unidos?
FC-Cuando decidí estudiar periodismo tenía 13 años de edad. En ese entonces no había en Cartagena una universidad que ofreciera esa facultad, así que desde muy temprana edad había contemplado la idea de mudarme a otra ciudad, pero luego de ver tantas películas de Hollywood me enamoré de la cultura norteamericana y soñé con desarrollarme profesionalmente en EE.UU.
EM- ¿Cómo fue la transición y qué retos tuviste que enfrentar?
FC-A los pocos días de llegar al país me di cuenta que la vida aquí no era tan fácil como se veía en las películas. Debido a que estaba recién graduada de la universidad, en ningún lugar me daban trabajo por falta de experiencia. Me sentía muy impotente, pero no podía darme el lujo de esperar por el trabajo de mis sueños, así que comencé a trabajar en lo que pudiera; en una lavandería, restaurante, zapatería, y como secretaria, entre otras cosas. Así pasaron mis primeros 4 años; y aunque Dios había cumplido otras lindas promesas, como haberme casado, me sentía frustrada profesionalmente.
EM-¿Cómo conociste a tu esposo y cómo te ha ayudado en el ministerio que Dios te ha entregado?
FC-Mis padres habían llegado 6 meses antes al país, y estaban rentando un cuarto en la casa de su mamá. Ellos le pidieron a Omar el favor de recoger a sus hijas al aeropuerto. Desde ese primer encuentro nos hicimos buenos amigos; a los 4 meses nos hicimos novios, y nos casamos a los 7 meses. Este año cumplimos 17 años de casados. Él es un hombre maravilloso. Gracias a Él conocí a Jesús, y se ha convertido en el motor que me impulsa a luchar por cumplir el propósito de Dios en mi vida.
EM-¿Cómo fue tu encuentro personal con Dios?
FC-Me crié en una familia católica y estudié en colegio de monjas. Prácticamente había escuchado hablar de Jesús toda mi vida, pero realmente no lo conocía. A las pocas semanas de haber llegado al país, Omar me invitó a su iglesia. Yo nunca había asistido a una iglesia cristiana, y desde el primer momento me sentí confrontada pero a la vez inquieta por tener una mejor relación con Jesús. Y cuando lo acepté en mi corazón, todo cambio. Renuncié al “sueño americano” para ir tras los planes de Dios. Esa ha sido la mejor decisión de mi vida.
EM- ¿A qué acreditas el éxito que has alcanzado en los diferentes proyectos que lideras?
FC-Sin dudas, el éxito ha radicado en alinear mis sueños a los planes que Dios tiene para mí. El enemigo quiere desviarnos de nuestro propósito, pero debemos avanzar con fe hacia la meta. ¡Que nuestro miedo a fallarle a Dios sea mayor que nuestro temor a fracasar!