Esta expresión no es mía, a quien yo se la oí, fue al Pastor Silverio Martínez; quien me la repetía a cada momento, para que yo leyera, escudriñara, investigara y sacara conclusiones conforme a la doctrina del Evangelio de Jesucristo, antes de hablar arriba de un púlpito.
Tenía mucha razón mi pastor y padre en el ministerio, porque su consejo me han hecho ir madurando día tras día; para que no caiga y me apandille en las retoricas de las parcelas teológicas, en ideologías políticas, en relatos posmodernos y en el sofismo de la prensa; el pastor Silverio fue una inspiración para que yo me ejercitara en investigarlo todo, y sacar mis propias conclusiones conforme al Evangelio, para edificación del pueblo de Dios, y que la gloria sea de Cristo.
Incluso Silverio me decía esta expresión, porque él tuvo que reflexionar y dar un paso a la madures, ya que la Iglesia Local de San Pedro de Macorís, había crecido enormemente con convertidos universitarios; y él como pastor sintió la guía del Espíritu de prepararse más, antes de subir en el púlpito; sinceramente la vida y obra de Silverio Martínez, fue un regalo de Dios para mi vida; porque su celo “paulino” de que estudiara e investigara, me ha ayudado hasta el día de hoy.
Yo vi a Silverio pasar por una metamorfosis teológica positiva en su vida, porque teníamos discusiones teológicas, que lo impulsaban a estudiar, investigar y escudriñar; y doy fe, que producto de sus investigaciones, Silverio logró aceptar los siguientes puntos: “se puede adorar a Dios decentemente y en orden con todos los instrumentos musicales; la cena del Señor se debe celebrar cada vez que nos reunamos como iglesia; la política no es pecado sino los políticos corruptos; beber vino no es pecado; los pentecostales son nuestros hermanos; si un católico se arrepiente y cree en Cristo es salvo; la iglesia es dirigida por un cuerpo de ancianos; hay una gran diferencia entre el judío ortodoxo y el judío sionista; y el pueblo de Dios es la iglesia, por lo cual, todo judío que se convierte a Cristo es y pertenece a la Iglesia, porque no hay dos pueblos, sino uno los de la fe de Abraham.
Lo que lamento, es que otros que tenemos más títulos y oportunidades académicas, estamos todavía en la caverna de la teología medieval; el Apóstol pablo dijo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”.
Cuando Silverio me oía hablar como un neófito sobre cualquier tema, me decía: “Rolando deja de repetir como loro todo lo que oye; mejor ponte a leer, ponderar, escudriñar e investigar lo que oye; porque el pastor que no lee lo leen”. “óyeme, escúchame Rolando; el pastor que no lee lo leen, porque ya la iglesia no es tonta”.
Rolando Diaz