El pesebre es hoy un cuadro de ambientes lujosos y de las casas de los ricos, pero no fue así la primera navidad.
Lucas lo describe de esta manera: “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto Cesar, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lc.2.1-7). La historiografía de Lucas es precisa: Augusto Cesar y Cirenio, no son citas de adorno, sino que sirven para fechar el nacimiento de Jesús, con la mayor exactitud posible. Sabemos también que Jesús nació en Belén, la ciudad de David, y que era, como anunciaron los profetas, descendiente directo del rey David.
Jesús nació como nacen los de abajo, los que pasan necesidades, y que no tienen un sitio con todas las comodidades, pero no fue solo en su nacimiento. Lucas también recoge las palabras de Jesús: “Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Lc.9.58). O sea, no tenía una casa propia, ni bienes materiales propios, aparte de la túnica con que se cubría, y que algunas de sus seguidoras le habría regalado. Su imagen era la de los de abajo, quizás la de un hippie, o un guerrillero, o un campesino, pero no el Jesús que se vende hoy, amigo de los que abusan de los de abajo.
El evangelio de Lucas presenta a Jesús en una legítima opción preferencial por los pobres. Esta fue la primera vez que Jesús habló en una sinagoga: “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a la costumbre, y se levantó a leer. Y se le dió el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobe mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Lc.4.16-21). Lucas tambien recoge sus palabras en el discurso inaugural, el sermón del Monte: “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” (Lc.6.20). Lucas tambien narra la historia del joven rico que quería ser su discípulo, y le dijo: “vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendras tesoro en el cielo; y ven, sigueme” (18.22), y es el único que narra la parábola del buen samaritano (Lc.10.25-37).
Lucas reivindica al Jesús histórico, amigo de pobres y desheredados, y leer su evangelio es bueno para celebrar estas fiestas. ¡Feliz Navidad!
José Dunker