Por Dionicio Hernández Leonardo
Un día como hoy, 31 de agosto de 1979, siendo aproximadamente las 3:00 PM, el huracán David tocó suelo de la República Dominicana, con vientos superiores a los 250 kilómetros por hora. Entró por la costa sur, entre San Cristóbal y Bani. Sobre los daños que ocasionó en gran parte del territorio, la palabra que mejor los describen es devastación. Sobre las pérdidas humanas, la cifra más creíble es que murieron 2,400 personas, aunque hay estimaciones de 4,000. También, se estima que más de 600 mil personas perdieron sus viviendas.
¿Cómo y por qué se forma un huracán? Un huracán, cuyo nombre correcto es ciclón tropical, se forma cuando hay alta temperatura en la superficie del mar y, por la acción del aire, se produce una alta evaporación de agua oceánica (aire cálido y húmedo), que genera una gran nubosidad y precipitación que, a la vez, libera una gran cantidad de calor. Estas condiciones provocan una baja presión en la atmósfera, aumento del viento y la evaporación. Esto se hace cíclico, el aire cálido y húmedo se eleva, quedando una baja presión de aire cerca del mar. El nuevo aire cálido y húmedo también se eleva, cada vez más rápido, provocando una onda circular que, en la medida que se torna más fuerte y violenta, se convierte en huracán, y que se desplaza hacia aguas oceánicas más cálidas.
Termino esta nota con un pensamiento Henrry Miller, contenido en su novela Nexus: “A veces es mejor esperar que el viento cambie de dirección, de lo contrario, te verás envuelto en tu propio huracán”.