Hayden fue criado por una madre católica cariñosa y por un padre ateo muy violento. La fuerte oposición de su padre a la religión tuvo una gran influencia en Hayden a lo largo de su vida. Después de servir en la Marina y en la policía australiana, Hayden comenzó su carrera política. Entre 1989 y 1996, se convirtió en gobernador general de Australia, ejerciendo el poder ejecutivo en la Commonwealth.
Hayden explicó que varios factores contribuyeron a su ateísmo. “Mi padre era un ateo empedernido. Me transmitió su incredulidad ante las historias bíblicas”, le dijo al programa World Star. Su antipatía por la iglesia se fortaleció después de la muerte de su hija Michaela, de 5 años, quien fue atropellada cuando regresaba de una escuela dominical en 1966.
Hayden no encontró consuelo en lo que escuchó. “La gente me dijo: Dios hace cosas que no podemos entender. Lo hizo por una buena razón”, recuerda. Pero llegó a comprender mejor la fe en el periodo en el que estuvo haciendo un trabajo para el sistema de salud pública de Australia, donde oyó un poco sobre el cristianismo a través de Angela Doyle, administradora del Hospital Mater en Brisbane.
Hayden recordó haber tenido una conversación con su esposa, Dallas, después de luchar durante algún tiempo contra sus creencias ateas. “No sé si puedo seguir haciendo esto. Le dije que quería cambiar”, dijo él. “Fue un gran cambio hacer a un lado el ateísmo con el que viví por tantos años. No me fue fácil comprender la verdad de Cristo”, añadió.
Cuando se le preguntó qué consejo podía dar a otras personas que están considerando convertirse al cristianismo, Hayden dijo: «Si está pensando en eso, deje de hacerlo. ¡Siga a Cristo!”. “Me siento mejor ahora, en cuerpo y en espíritu. Soy parte de la iglesia y me siento mejor al reconocer que solo soy otro ser humano falible. Hay una sola estrella en nuestras vidas: Jesucristo”, concluyó.
Fuente: Impacto Evangelistico
