Primera escena: Jesús camina al Monte de los Olivos
El Pan y el Vino que tú instituiste, proveyó un alimento de fe, que inspiró tus doce voces a seguirte; entonando un hermoso y armonioso cántico de Gracia; que a ritmo de trece sandalias, caminaron rumbo al Monte, puerta de la desgracia. San Marcos 14:26.
La himnología terminó en profecía, de un escándalo que seguidores no creerían; Jesús herido sería, y las ovejas despavoridas correrían; pero Pedro y sus enclenques lo negarían y porfiarían, pero al conteo de tres voces, el gallo gritaría y los desmentirían. San Marcos 14:27-31.
Segunda escena: Jesús llega al Jardín.
El Jardín convirtió las ramas con hermosas flores, en Oración incesante de un alma rodeada de dolores. Gime el Santo, tiemblan sus labios, suplican sus manos, busca ternura y amor de hermano, alza su voz al Padre en sollozos lamentos; para que lo libre de beber, la copa del momento. Amigos ¿dónde están?, ¿Oran o meditan?, ¡oh qué pena! Duermen. ¿Y tú? mi amante Padre, haz tu Santa Voluntad con tu hijo que te teme. Ya, fortalecido yo me rindo; la intersección no he tenido; pero con poder de lo alto, me entrego a los bandidos. San Marcos 14:32-42.
Tercera escena: Jesús recibe el Beso.
Asumo que el líder de la turba, es Perdición; oh sí, es él; pero ¿por qué no miras, a mis ojos tiernos? Porque como serpiente disimula, su hipócrita veneno. Los demonios sobre él se han montado, y por el cuello lo traen atado; camina con sigilos y maromas, con cabeza cabizbaja, manos nerviosas, rostro sospechoso, ojos ligeros y corazón traicionero. Saldré a su encuentro, para cuidar de mis ovejas; oigo palos y las espadas que se estremecen contra un ladrón; a metros están, se acercan, se detienen, avanzan, y a quien susurraba mis secretos, me miró perplejo, y me entregó con un beso: ¡hola maestro! No pude contenerme, y con mi corazón mis labios dijeron: Amigo con beso traicionero, entregas al hijo del Dios Eterno. San Marcos 14:43-50.
Cuarta escena: Jesús comienza a probar la tortura.
El Monte que besó el jardín de la tortura, es solo retórica de un forzado poema, que discurren telones de escenas vergonzosas; expresiones dolosas; interpretaciones dudosas, y actuaciones con áreas cenagosas. Esto lo proyectó, las cámaras del cristianismo inventado por Pedro; cuya pantalla reflejó, la mediocre dramatización cuando se desobedece al Director y su Libreto. Un Cristianismo sin las Escrituras, es ritualismo con ataduras; ese es Pedro porfiando con Jesús, amando de labios a Jesús, usando la espada para ayudar a Jesús, siguiendo de lejos a Jesús, es calentarse con el fuego del mundo sin Jesús; y mientras masacran a su Cristo; luego lo niega maldición y grito. San Marcos 14:51-65.
Solo un joven que huyó desnudo trató defender a Jesús; solo a Jesús lo llevaban por el cuello al matadero, solo escenas de torturas y muertes, le esperan a Jesús este santo viernes. Ninguno de nosotros estuvimos presente; para orar con Jesús, y seguirle hasta el Gólgota de la muerte; pero nuestra ausencia en el pasado, es un reto en el presente, para serle fiel a Jesucristo hasta la muerte. Dejemos atrás, el monte que besó el jardín de la tortura, y sigamos a Jesús según las Escrituras.
Rolando Diaz