Inicio Evidenciarte Vivian Fatule, un testimonio de perseverancia y fe en Dios

Vivian Fatule, un testimonio de perseverancia y fe en Dios

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Evidenciarte- “Era una persona que vivía con mucho afán, quería lograr muchas cosas, entre ellas quería tener una posición de renombre en el área que trabajaba y lo logré a base de mucho esfuerzo, haciendo cosas que no eran agradables a los ojos de Dios. Era una persona común y corriente, que bailaba, tomaba, fumaba, que hacía todo lo que creía que era gozar la vida”. Así narra Vivian Fatule su vida antes de conocer a Dios.

En un momento de su vida comienza a cuestionarse acerca de su identidad, ¿Quién era en realidad y hacía dónde quería ir?, vivía en un estado de depresión oculto, aparentando tener la familia perfecta, cuando en realidad su matrimonio estaba roto. Pensaba que aguantar todas las situaciones que la herían, hacía de ella una mujer valiente, al punto de sentirse orgullosa de esto.

“Llegué a un momento crucial, donde dejé el trabajo que había tenido por más de 13 años y decidí quedarme en casa. Mi suegra tenía un tiempo invitándome a la iglesia, yo no quería aceptar porque no me gustaba, a mí me molestaba la alabanza, no entendía esas canciones; tenía mucho rechazo al evangelio”, explica Fatule.

Vivian Limpiada 01Un día para complacerla, decidió asistir a la iglesia y es ahí cuando escucha una alabanza que impacta su vida, “Levanto mis manos”, tras cada melodía se da cuenta de que sus máscaras se fueron cayendo una a una, entendió que algo sobrenatural estaba pasando y ese día tuvo un encuentro con Jesús, aunque no sabía a lo que se enfrentaba, la libertad que sintió en ese momento no se comparaba con nada de lo que podía venir después.

En el momento de su conversión estaba en la televisión, haciendo personajes para el programa “Gózalo” de su hermana Carlos Alfredo Fatule, eso comenzó a confrontarla en muchas áreas porque siendo nueva creyente comenzaron muchos ataques; desarrolló esta nueva etapa de su vida en la televisión así que no hacía una diferencia, no sabía cómo debía actuar, vestir, como ella misma expresa “no sabía de la cultura evangélica”, por lo cual tuvo muchas luchas.

“Para mí era una mujer triste que había tenido un encuentro con Jesús y estaba feliz de estar con él, de que él sea el primer lugar en su vida, enamoradísima estaba, pero entonces comenzaron las confrontaciones con la ropa, con todas esas cosas externas y yo no las entendía entonces comenzó una lucha en mi muy fuerte porque quería encajar en la cultura evangélica, pero no era por convicción en ese momento sino para complacer a los demás, para que no me rechazarán, hasta que me convencí y ya por convicción hago las cosas y no porque los demás quieran”, expresa Vivian.

Por encima de todo el rechazo que sufrió en el área laboral, la separación con su esposo, en ese momento fue lo más difícil, que éste no entendiera que se había convertido, que no se alegrara de lo que le había pasado, sino al contrario eso trajo como consecuencia una guerra en su casa.

Mientras estuvieron separados, el Espíritu Santo trató con él, Vivian por su lado decidió entregarse y refugiarse en Dios, haciendo un compromiso de servicio hasta el día de hoy. “Yo creo que la gente es impactada cuando nosotros somos de una posición firme, cuando no titubeamos, nuestra convicción influye de una manera u otra en los demás. Aunque él no haya estado de acuerdo conmigo, me imagino que eso influyó y por supuesto la oración, yo no creo que haya tenido ningún mérito en eso”.

Después de un tiempo esperando ver el milagro de Dios manifestarse, su esposo se convierte a Cristo y Vivian debe pasar el proceso de siembra y cosecha; narra que no fue fácil esperar que Dios fuera perfeccionando la obra que ya había iniciado en él.

La altivez hizo eco en su vida y llegó a pensar que por su experiencia tenía autoridad sobre él, desesperada por ver los resultados, nos cuenta que Dios tuvo que enseñarle sumisión para que entendiera que, como hombre, él es la cabeza de su hogar, que ese es el diseño de Dios para el matrimonio y por tanto no le daba a ella autoridad para creerse mejor con el simple hecho de tener más tiempo en el evangelio.

Después de varios años Vivian ve su relación matrimonial completamente diferente, expresa que están viviendo un tiempo de refrigerio matrimonial, donde Jesucristo realmente es el centro, dejando a un lado el orgullo, la vanagloria, teniendo como meta comprenderse y aprender juntos todo lo que el Señor tiene preparado para ellos.

Actualmente Vivian Fatule disfruta de su matrimonio luego de 20 años, con Charles San Miguel con quien procreó 2 hijas, Gabriela y Liah San Miguel Fatule. Culmina exhortándoles a esos matrimonios que están al borde de colapsar que oren y esperen con valentía, sin desmayar, sobre todo aferrándose a la Palabra.

Por. Emelin Sosa Tolentino, para Evidencias