Por. Danny Vargas.
Ser mujer es una de las más grandes bendiciones que el Creador pudo otorgarnos, pero desde su llegada a este mundo, las mujeres enfrentamos peligros, riesgos, desafíos y situaciones en el día a día, que nos hacen crecer, ser más fuertes y convertirnos en instrumentos de sostén para otros.
Dentro de las herramientas que traemos de paquete, existe un órgano llamado útero, que es el hogar de los hijos desde que empiezan a vivir como un simple ovulo fecundado, hasta su salida al mundo exterior, siendo un ente social con capacidad de crecimiento y desarrollo en todas las áreas de la vida. De ahí que reciba el bien merecido nombre de matriz (viene del latin matrix que significa madre).
Ser madre es una prerrogativa de toda mujer, lo asuma o no. El hecho de poseer en su estructura corporal un órgano que la habilite para la maternidad, el útero o matriz en este caso, la expone a los riesgos que toda madre enfrenta en el transcurso de su vida.
El útero es un órgano muscular grueso con forma de pera, localizado en el centro de la pelvis, detrás de la vejiga y delante del recto. Está compuesto de dos partes: el cuerpo y el cuello. El cuello uterino es la parte inferior del útero y es una especie de compuerta que permite la salida de la sangre del periodo menstrual y la entrada del esperma en el acto sexual. Es el gran portal al mundo exterior de los bebes que nacen por parto vaginal.
El cérvix o cuello del útero, experimenta continuas agresiones de diferentes índoles, que lo exponen a varios trastornos, desde infecciones comunes, de transmisión sexual, inflamaciones y cáncer.
Un medico griego llamado George Nicholas Papanicolau, luego de varios estudios y experimentos, descubrió a principios del siglo XX, una forma sencilla de detectar de manera temprana el cáncer cervico uterino. Consiste en el estudio de las células del cuello del útero en un microscopio (citología cervical) y en su honor se le llama Prueba de Papanicolau. Esta prueba identifica del 80 al 90 % de los canceres cervicales, incluso en estadios muy tempranos, donde se puede hacer lo necesario para prolongar la vida de la mujer afectada. Se detectan las neoplasias intracervicales (NIC) en sus diferentes estadios, las cuales en un futuro pudieran convertirse en cáncer invasivo y provocar la muerte de esta mujer. Tambien se puede detectar cambios celulares precancerosos como son las metaplasias.
Las pruebas de papanicolau son más exactas si la mujer no está menstruando y no ha usado duchas, óvulos o cremas vaginales por lo menos 24 horas antes del examen.
Se recomienda que las mujeres se hagan la prueba por primera vez unos tres años después de iniciar las relaciones sexuales vaginales. La frecuencia de esta prueba depende de la edad de la mujer y de resultados de anteriores papanicolaus.
El papanicolau no es para buscar infecciones, pero muchas veces al examinar la muestra que el medico tomo, se encuentran bacterias causantes de infección.
Las mujeres con vida sexual activa y en etapa reproductiva (18 a 50 años) deben hacerse su papanicolau anualmente, siempre y cuando no haya ningún problema. Si existe alguna alteración, se da tratamiento y se repite con una frecuencia determinada por los resultados de esa citología.
A partir de los 65 años, si en tres años consecutivos no hay problema alguno, no es necesario hacerlo, a menos que la mujer cambie de pareja o reinicie vida sexual después de un tiempo considerable de abstinencia.
Las mujeres a quienes se les ha extirpado el útero (histerectomía total) tampoco requieren de la realización de papanicolau.
Mujeres con alto riesgo, que necesitan realizarse su citología cervical cada 6 meses a un año sin mancar:
-Mujeres sexualmente activas de 25 años o menos
-Mujeres que empiezan su actividad sexual
-Mujeres que tienen varias parejas sexuales
-Aquellas que padecen o han padecido infecciones de transmisión sexual
-Las que tienen parejas que no son monógamas(cónyuges que tienen otras parejas)
-Embarazadas
-Las que padecen infecciones vaginales recurrentes
-Mujeres que han tenido alguna lesión maligna o pre maligna identificada, como el virus del papiloma humano.
Papanicolau dejo un gran legado a las mujeres del mundo. Muchas muertes se han evitado, por la detección temprana del cáncer cervicouterino, solo por la realización oportuna de esta prueba.
Recomendaciones:
-Mujer no te descuides. Pon en tu agenda el realizarte un papanicolau periódicamente, según tu caso. Es mejor prevenir que lamentar.
-Higiene es salud. El área genital es muy delicada y vulnerable a infecciones de todo tipo. Cuida de tu higiene y la de tu pareja. La ropa interior de ambos requiere cuidados especiales. No se tienden en el baño ni en sitios húmedos. Preferiblemente que sea secada al sol. Se recomienda que sean blancas y de algodón, en la medida de las posibilidades.
-No te automediques. En caso de flujos, dolor o cualquier molestia, acude a un medico.
-Comparte con los que amas esta información.
-El papanicolau es una prueba sencilla que puede salvar tu vida.
De papa (George Nicholas Papanicolau) para mama (tu).