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La iglesia no está dividida, solo está madurando

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Por. Samuel Ramos

Es natural que luego de un trauma electoral como el pasado, (que a todas luces se vislumbra como el más grosero y grotesco de los fraudes desde el realizado en 1994 porque al parecer todas las experiencias de maniobras y triquiñuelas acumuladas en la vida republicana se aplicaron con inmunidad legal,) todos los dominicanos con acceso a las redes sociales y un mínimo de capacidad intelectual expresemos nuestros más variados y coloridos análisis. ¡Que viva la libertad de expresión! Gracias a la modernidad.

En mi caso quiero evaluar la participación evangélica como protagonista y observador.

La inclusión de los sectores de la fe la valoro positiva porque revelaron varias cosas:

  1. Que un sector de la iglesia que no pudo ser medido por la magnitud del fraude decidió incursionar de una vez y por todas en el drama sociopolítico y eso es irreversible.
    2. Que otro sector se propuso frenar el intento y decidió salir de las penumbras de la manipulación dogmática a direccionar en contraposición de manera pública en favor del oficialismo, ganando el mérito de tener el poder de impedir que los primerizos candidatos cristianos marquen en las encuestas y sus números se mantengan debajo del 1% en las votaciones nacionales.
    3. Que a pesar que dos sectores del liderazgo evangélico se encontraron en aceras opuestas en este proceso electoral,  eso no significa que la iglesia está dividida si no que está creciendo y está madurando.
    En calidad de haber jugado un papel  en la motivación y ejecución desde la tribuna que se constituyó la iniciativa ciudadana Una Causa Una Dirección, me permito juzgar a quienes nos apoyaron y a quienes se constituyeron en  adversarios, en ese orden.
    Fue muy valiente y heroico el papel de líderes como Fidel Lorenzo Meran, Adolfo Mateo, don Ezequiel Molina, don Braulio Portes  y otros líderes  quienes asumieron un papel de motivadores y asesores a los nuevos actores políticos poniendo en juego sus relaciones y vínculos  con los políticos tradicionales y al oficialismo. Quiero felicitarlos y decirles que las generaciones por nacer y el futuro democrático les recordarán y honrarán.
    Destacar con especialidad la participación pastoral de Rafael Montalvo quien se ha mantenido como una figura imparcial y ecuánime llamando a la unidad, el diálogo y a la sensatez con sus preguntas y posturas sabias para hacernos reflexionar.
    Con Javier Paulino quiero felicitar a los más de tres mil candidatos cristianos que fueron obedientes al llamado histórico  del Dios de la Patria a enfrentar el reto e inmolarse sin experiencia, ni recursos y a sabiendas de que iban a un matadero electoral y aun así pusieron en juego sus testimonios, sus familias e iglesias. Los resultados dicen que ni sus familiares votaron por ellos, púes la junta central electoral no les contó ni diez voto por cada  candidato,  ya que no alcanzaron  ni 30 mil votos a nivel nacional.
    El gran ganador lo fue Elías Wessin Chávez que se atrevió a confiar el reconocimiento del PQDC a sus hermanos de la fe. Rehusó doblegarse a la humillación de Danilo Medina y aunque el plan era desaparecerlo bajo todo el peso del poder, aún está de pié con un futuro prometedor.
    Debemos felicitar a Rafael Dunker quien aportó mucho a los votos de Guillermo Moreno con su arduo activismo en los medios y en las provincias. Así mismo a los líderes cristianos que se presentaron en otros partidos como la UDC, PNP, PUN, PRM, PLD, Y en los demás partidos quienes a última hora quisieron el aporte moral de la iglesia evangélica.
    Los amigos y enemigos de 1C1D decirles que fueron un verdadero motor de arranque, impulso y marcha. Felicidades.
    Por último debemos destacar la labor proselitista del ministro enlace y su equipo en el triunfo del PLD.
    A los líderes conciliares que entendieron oportuno desligar la iglesia del activismo evangélico y anunciar libertad de conciencia en el voto evangélico en cualquier partido,   que entendemos  sus motivaciones y su derecho a tomar la prensa y los medios de comunicación para orientar a los feligreses  y a la sociedad en general.
    Sin apasionamiento y con el perdón de los que tienen sus propios juicios de valores quiero felicitar a los líderes que salieron al frente a darle apoyo moral y espiritual al candidato electo porque es un gesto intrépido y creo bien intencionado para  aportar a la paz y gobernabilidad.  Con esta acción me libero públicamente de cualquier prejuicio pensando cómo nos ordena la Palabra: en todo lo JUSTO, BUENO, NOBLE, VERDADERO, Etc.
    Es mi oración que no nos dejemos arrastrar de este ambiente podrido y nauseabundo de un sistema político que colapsó y nos reunamos bajo la sombra del amor porque somos la esperanza de esta sociedad. La iglesia evangélica es más grande ahora y a pesar de la pluralidad está más unida que nunca.
    Debemos estar listos para recomponer este Estado post electoral. Ponernos al lado de  nuestros hermanos que justamente piden reivindicaciones; aconsejar a la oposición y  acompañarlos para que el gobierno conceda desde ya la  ley de partidos  y reglas claras  de juego para el 2020.
    No podemos ignorar ni permitir que esta penosa situación se repita.